Los artificieros de la Brigada de Madrid - al menos cinco de ellos- identificaron a Rogelio Campos como el hombre de confianza en la estación de Atocha de Juan Jesús Sánchez Manzano, ex comisario jefe de los Tedax. Pero el propio Campos, especialista en NBQ, lo ha negado ante la juez, asegurando que nunca estuvo en el lugar del atentado recogiendo restos, sino que se quedó en la Unidad Central analizando la información que sus compañeros recababan. Desde que dejó los Tedax, Campos disfruta de un puesto de directivo en Repsol.
Todos los agentes de la Brigada de Madrid a los que se preguntó identificaron al agente Rogelio Campos como el de mayor rango jerárquico de los que se habían desplazado a Atocha, sólo por debajo del propio Manzano. De hecho fue él mismo quien asesoró al excomisario -que no tenía formación en Tedax-, y fue quien transportó en persona esos restos en una furgoneta Nissan Terrano.
Los Tedax lo vieron, pero él lo niega. En su declaración de este lunes se justificó aduciendo que "no es anómalo" ni "va en contra de ningún protocolo" que las muestras se trasladen a la Unidad Central, y negó que Manzano hubiera ordenado destruirlas. Pero lo que más sorprende es que haya negado que pasase ni un solo minuto en la estación de Atocha recogiendo pruebas. Su versión es que se quedó en la Unidad Central analizando la información para determinar la carga explosiva que habían utilizado para el atentado, según informa hoy el diario El Mundo citando fuentes jurídicas.
También desmintió que hubiese llamado a un Tedax desplazado a Téllez, que había relatado como Campos le pidió que le pasase el teléfono a su superior en ese foco y cómo desde ese preciso instante, los restos empezaron a trasladarse a la sede del grupo de Sánchez Manzano. Campos primero dijo que no hizo esa llamada, y después que quizás sí, pero que no se acordaba.
Coro Cillán, la juez que investiga la actuación de Sánchez Manzano el 11 de marzo, escuchó esta misma semana las declaraciones de sus compañeros, en los que afirmaron que el ex comisario jefe ordenó trasladar a la Unidad Central –que él dirigía- todos los restos recogidos en los trenes. Lo habitual era que se enviasen a la sede de la Brigada.
Además, según su mismo testimonio, los Tedax advirtieron a Manzano que esa forma de actuar rompía la "cadena de custodia" ya que había ue etiquetar las muestras para poder determinar quién las recogía de cada sitio concreto. Manzano contestó "aquí mando yo", según la declaración de los Tedax.