La ministra de Defensa, Carme Chacón, despejó todo tipo de dudas la pasada semana explicando que España "desea que la ONU apruebe de forma rápida cualquier intervención que, con fines claramente humanitarios, pudiera llevarse a cabo ahora mismo". Al contrario de la apuesta de El País, que este fin de semana se olvidó de Irak y del paraguas de la ONU, el Ejecutivo español sí estaría buscando avales para esta intervención militar.
Tras las Naciones Unidas, el apoyo más codiciado por Zapatero es la Liga Árabe o la Unión Africana. Según el citado diario, el presidente del Gobierno quiere que nuestro país participe en la intervención militar, pero nunca sin el apoyo expreso de estos dos organismos : "Una intervención exclusivamente americana o europea podría resultar contraproducente. Gadafi tendría muy fácil agitar los fantasmas del colonialismo y hacer creer que Occidente quiere robarle el petróleo" aseguran fuentes de La Moncloa. Así, la postura del Ejecutivo español pasaría por restarse protagonismo en el proceso, y cedérselo a los países árabes, a través de sus dos principales organismos.
Pero ¿es posible el deseo de Zapatero, o una quimera más? Desde luego, es harto improbable que cualquiera de los dos organismos acepte sin remilgos una intevención militar en Libia, por distintas razones.
En el caso de la Unión Africana, basta detenerse en su presidente, el ecuatoguineano Teodoro Obiang. ¿Apostará el dictador por el derrocamiento de otro dictador vecino? No parece probable.
En el caso de la Liga Árabe tampoco soplan vientos a favor. La organización suspendió a Gadafi, pero no termina de decidirse a aplicar una zona de exclusión aérea a Libia. Además, su secretario general, Amr Musa, anunció que estaba estudiando el plan de mediación del venezolano Hugo Chávez –consistente en crear una "comisión de amigos" que salve a Gadafi-.