El pleno del Congreso dará este martes al Gobierno su apoyo a la participación en la guerra de Libia un día después de que el Ejército haya comenzado su intervención en el conflicto. Dos aviones F-18 sobrevolaron el país ayer y está previsto que otros dos se sumen a la operación en las próximas horas.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, interviene a esta hora en el Congreso de los Diputados para solicitar el aval de los diputados. En sus primeras palabras ha querido justificar su decisión de apoyar la guerra de Libia por "un principio humanitario". "Es la razón por la que estamos interviniendo en Libia: para defender a los ciudadanos de ataques por las propias fuerzas libias", ha justificado el presidente del Gobierno, que ha calificado la decisión de la coalición de países como "un paso de relevancia histórica: fijarse con toda claridad la tarea de proteger a un pueblo, el pueblo libio, de la amenaza que representan a sus actuales gobernantes".
Ha insistido en que la razón por la que intervenimos en Libia es "defender a los ciudadanos" y buscar una solución que responda a las "legítimas demandas del pueblo de ese país", "no la expulsión del coronel Gadafi del gobierno de Libia".
Zapatero ha defendido que la comunidad internacional "sale reforzada de una decisión anclada en su legalidad y en su legitimidad". También ensalzó la forma en que se ha adoptado su decisión: con apoyo "inequívoco" en dos resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU: la 1970, que ha permitido el uso de la fuerza, y la 1973; y con el respaldo, dijo, de las organizaciones regionales más relevantes en este caso, "la Liga Árabe, la Conferencia Islámica y La Unión Africana, y el propio Consejo Europeo".
El jefe del Ejecutivo español ha explicado además que la resolución 1973 tiene el objetivo de "encontrar una solución a la crisis de Libia que responda a las legítimas demandas del pueblo de ese país". En este sentido ha asegurado que la resolución 1973 "no pretendía la expulsión del coronel Gadafi del gobierno de Libia. Su objetivo era advertir al coronel Gadafi de que dejase de usar las armas contra su pueblo, de que si no lo hacía así, la comunidad internacional estaba dispuesta a usar la fuerza para poner fin al genocidio".
En su intervención, Zapatero ha concretado los plazos. Ha pedido permiso de un mes para "el control y la garantía de la exclusión aérea" y "tres meses para el embargo" al que se someterá a Libia. Pero no excluyó que el conflicto dure más tiempo: "Si la situación lo exigiese, el Gobierno acudirá" al Congreso para solicitar "una prórroga".
Zapatero ha calificado también la decisión de meter a España en una guerra como un "paso de relevancia histórica" al "fijarse la tarea de proteger a un pueblo, el pueblo libio, de la amenaza que representan sus gobernantes". Por estos motivos, ha solicitado a todos los grupos de la cámara baja que se sumen. "Les pido que nos sumemos a ese apoyo, que contribuyamos a esa tarea".
Irak, en el olvido
Zapatero logrará el apoyo de casi todos los parlamentarios a su causa. Los del PP le avalarán, como anunció este lunes Rajoy sin hacer mención alguna a Irak. También lo hará CiU, PNV, y se espera lo mismo de Coalición Canaria y UPN. ERC e ICV también tienen previsto apoyar estar guerra. Sólo se opondrán Gaspar Llamazares y los dos diputados del BNG, Francisco Jorquera y Olaia Fernández Dávila.
Los esfuerzos del Gobierno irán encaminados a evitar comparaciones con Irak. A eso se han dedicado en los últimos días, aunque en la memoria permanecen sus proclamas pacifistas cuando utilizaron el conflicto de Irak para desgastar al PP. Pero lo cierto es que será inevitable recordar otro pleno celebrado hace ocho años: el 4 de marzo de 2003 el Gobierno de entonces, presidido por José María Aznar, pidió apoyo a la intervención para derrocar a Sadam.
Las circunstancias entre uno y otro conflicto eran muy distintas, pero no por los motivos que se esfuerzan en esgrimir los socialistas. En aquel momento, Aznar pidió respaldo para una propuesta firmada por EEUU, Reino Unido y España en la que se advertía al dictador iraquí de las "serias consecuencias" que le traería no permitir las inspecciones de la ONU. Pero no buscaba en ningún caso apoyo para la entrada en guerra de España porque, de hecho, Aznar no envió al Ejército a combatir, como sí ocurre en este caso.
El debate está siendo mucho más calmado que entonces. El PP, como demostró ayer Rajoy, no tiene previsto evocar los durísimos ataques que sufrió el gobierno de Aznar por su apoyo a Estados Unidos sino dar su aval a la intervención.