En los documentos se señala que Estados Unidos presuntamente conocía decenas de casos de tortura sobre prisioneros perpetrados por policías y soldados iraquíes, pero no los investigaron; se cifra en más de 100.000 los muertos registrados en el país árabe desde la intervención (2003) hasta 2009, y se detallan las presuntas ayudas realizadas desde Irán a terroristas iraquíes.
La página fundada por Julian Assange ha avanzado el contenido de los documentos de manera simultánea a diarios internacionales como el estadounidense 'The New York Times', el británico 'The Guardian' o la cadena árabe Al Jazeera.
El Pentágono ya ha denunciado la publicación de estos documentos. "Se trata de información clasificada y secreta que no estaba concebida para ser expuesta al público", dijo el secretario de prensa del Pentágono, Geoff Morrell, a la cadena CNN.
"Nuestro temor es que ponga a nuestras tropas en un peligro mayor al que están expuestos de forma inherente en el campo de batalla. Expone nuestras tácticas, técnicas y procedimientos, cómo operamos en el campo de batalla, cómo respondemos a un ataque, nuestras capacidades y nuestro equipamiento, cómo conseguimos nuestras fuentes y cómo trabajamos con los iraquíes", expresó Morrell.
"Incluye también una lista de cientos de nombres de iraquíes, 300 de los cuales creemos que son particularmente vulnerables a la luz de esta filtración, y ya hemos notificado a las fuerzas estadounidenses en Irak que tomen medidas para protegerles", añadió.
Por su parte, el Departamento de Defensa de Estados Unidos mostró su indignación ante esta filtración mediante un comunicado. "Condenamos la revelación sin autorización de información clasificada y no comentaremos estos documentos. Son observaciones incompletas de acontecimientos que no revelan historias completas. El período que abarcan estos documentos ha sido cubierto informativamente en crónicas periodísticas, libros y películas y la revelación de estos informes no proporciona ninguna nueva visión para entender la situación en Irak".
Las autoridades estadounidenses conocían pero no investigaron cientos de casos de torturas y abusos perpetrados por policías y soldados iraquíes, según 'The New York Times'.
Los seis años de informes recopilados en esta documentación incluyen referencias a las muertes de al menos seis prisioneros bajo custodia iraquí, así como golpes, quemaduras y flagelaciones. Muchos de estos casos fueron investigados por los estadounidenses, pero otros parecen haber sido ignorados. Incluso cuando los estadounidenses denunciaban un supuesto abuso, los iraquíes, a menudo, no lo investigaban.
La filtración de Wikileaks incluye un recuento de víctimas elaborado por el Ejército de Estados Unidos que cifra los fallecidos en Irak en 109.032.
Por último, los documentos también revelan el supuesto papel de Irán como proveedor de armas a los terroristas iraquíes. Según los informes recogidos por Wikileaks, Irán habría facilitado a estos grupos armados misiles, bombas magnéticas -para su uso como bomba-lapa-, y dispositivos explosivos penetradores (EFP, por sus siglas en inglés), capaz de penetrar blindajes.
Asimismo, 'The New York Times' destaca en el adelanto a la filtración a la que ha tenido acceso que numerosos terroristas iraquíes viajaron a la vecina Irán para recibir entrenamiento como francotiradores, así como en el uso de explosivos.
Además, la rama de la Guardia Revolucionaria para las operaciones externas, las Fuerzas Quds, habrían colaborado con terroristas iraquíes para planear el asesinato de funcionarios iraquíes, según destaca este diario. Las Quds habrían tratado de cumplir dos objetivos en Irak: debilitar al naciente Gobierno iraquí y disminuir el papel de Estados Unidos en Irak.
Según esta información filtrada, Irán habría cumplido también un importante papel político en Irak, respaldando a ciertos candidatos en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2005.