L D (EFE) Fuertemente armados, los terroristas de la banda de Sheij Sharif , que forman parte de la Alianza para la Nueva Liberación de Somalia, buscan la silueta del superpetrolero en la costa, entre las localidades de Haradhere y Elhur, para intentar abordarlo.
Tras enterarse del secuestro y de que los piratas de la región de Puntlandia, en el norte somalí, pedían un rescate de 25 millones de dólares por el buque, los terroristas se desplazaron a la zona para liberarlo, ya que pertenece a un país musulmán . "Estamos en Haradhere para atacar a los piratas si acercan el barco a este lugar, recalcó Abdulrahim Isse Addou, portavoz de estos combatientes islámicos.
"No nos importa que ataquen barcos occidentales o los que pescan ilegalmente en nuestras aguas, pero este es de una nación islámica", insistió. Para él, secuestrar un barco occidental "no es delito", pero si se trata de un "barco musulmán", entonces " sí es delito según el Islam ". Además de pedir los 25 millones de dólares, los piratas han amenazado con hundir el superpetrolero, de 330 metros de eslora, 300.000 toneladas de peso muerto y capacidad para dos millones de barriles de crudo, si intentan asaltarlos.
Abdi Benlow, un portavoz de los piratas que habló desde Hoybo, 540 kilómetros al norte de Mogadiscio, dijo que no aceptan las amenazas de los terroristas. " No vamos a liberar el barco hasta que no se cumplan nuestras demandas", afirmó Benlow, al tiempo que advertía de que "tenemos capacidad para resistir a los integristas o a la flota occidental", que trata de proteger a los barcos que transitan por el golfo de Adén y la costa de Somalia.
Al Shabab , el más radical y armado de los grupos terroristas de Somalia, se ha unido a los que piden la liberación del petrolero saudí y amenaza también con atacar a los piratas en sus refugios de Puntlandia, en el norte del país. "Eso es pecado, es un delito secuestrar un barco musulmán", dice el comandante y portavoz de Al Shabab, Sheij Mujtar Robow, conocido como "Abu Mansoor", en la página web de la organización, respecto al secuestro del Sirius Star , ocurrido el sábado de la semana pasada en el océano Índico.
El secuestro se produjo frente a las costas de la zona fronteriza entre Kenia y Tanzania, 900 millas (1.700 kilómetros) al sur de Eyl, el puerto de Puntlandia donde ahora se encuentra fondeado, que es el principal baluarte de los piratas. Mientras esto ocurre en el norte, en Mogadiscio, la capital, en la costa central de Somalia, la situación política se agrava, ya que Al Shabab amenaza con tomar la ciudad.
Al menos 17 civiles, entre ellos seis niños, resultaron muertos en Mogadiscio al atacar Al Shabab la casa del jefe político del distrito, Ahmed Addow, justo en la fecha en que las tropas etíopes que apoyan al Gobierno Federal de Transición debían retirarse de emplazamientos civiles. Un testigo de los combates, Hussein Yusuf, de 34 años, dijo que "las partes enfrentadas no atendieron a si había civiles, mataron a la gente y clamaron victoria".
Mientras el caos se acrecienta en Somalia, se iniciaron en Yibuti unas nuevas conversaciones de paz, aunque los pactos alcanzados hasta ahora, entre ellos el firmado hace un mes por el Gobierno de Transición y la Alianza para la Nueva Liberación de Somalia, no se han cumplido.
Somalia no tiene un Gobierno firme desde 1991, cuando los señores de la guerra derrocaron al dictador Siad Barré e impusieron su poder, lo que ha generado un caos político en el que han acabado por dominar el país los grupos terroristas islámicos y los piratas.
Tras enterarse del secuestro y de que los piratas de la región de Puntlandia, en el norte somalí, pedían un rescate de 25 millones de dólares por el buque, los terroristas se desplazaron a la zona para liberarlo, ya que pertenece a un país musulmán . "Estamos en Haradhere para atacar a los piratas si acercan el barco a este lugar, recalcó Abdulrahim Isse Addou, portavoz de estos combatientes islámicos.
"No nos importa que ataquen barcos occidentales o los que pescan ilegalmente en nuestras aguas, pero este es de una nación islámica", insistió. Para él, secuestrar un barco occidental "no es delito", pero si se trata de un "barco musulmán", entonces " sí es delito según el Islam ". Además de pedir los 25 millones de dólares, los piratas han amenazado con hundir el superpetrolero, de 330 metros de eslora, 300.000 toneladas de peso muerto y capacidad para dos millones de barriles de crudo, si intentan asaltarlos.
Abdi Benlow, un portavoz de los piratas que habló desde Hoybo, 540 kilómetros al norte de Mogadiscio, dijo que no aceptan las amenazas de los terroristas. " No vamos a liberar el barco hasta que no se cumplan nuestras demandas", afirmó Benlow, al tiempo que advertía de que "tenemos capacidad para resistir a los integristas o a la flota occidental", que trata de proteger a los barcos que transitan por el golfo de Adén y la costa de Somalia.
Al Shabab , el más radical y armado de los grupos terroristas de Somalia, se ha unido a los que piden la liberación del petrolero saudí y amenaza también con atacar a los piratas en sus refugios de Puntlandia, en el norte del país. "Eso es pecado, es un delito secuestrar un barco musulmán", dice el comandante y portavoz de Al Shabab, Sheij Mujtar Robow, conocido como "Abu Mansoor", en la página web de la organización, respecto al secuestro del Sirius Star , ocurrido el sábado de la semana pasada en el océano Índico.
El secuestro se produjo frente a las costas de la zona fronteriza entre Kenia y Tanzania, 900 millas (1.700 kilómetros) al sur de Eyl, el puerto de Puntlandia donde ahora se encuentra fondeado, que es el principal baluarte de los piratas. Mientras esto ocurre en el norte, en Mogadiscio, la capital, en la costa central de Somalia, la situación política se agrava, ya que Al Shabab amenaza con tomar la ciudad.
Al menos 17 civiles, entre ellos seis niños, resultaron muertos en Mogadiscio al atacar Al Shabab la casa del jefe político del distrito, Ahmed Addow, justo en la fecha en que las tropas etíopes que apoyan al Gobierno Federal de Transición debían retirarse de emplazamientos civiles. Un testigo de los combates, Hussein Yusuf, de 34 años, dijo que "las partes enfrentadas no atendieron a si había civiles, mataron a la gente y clamaron victoria".
Mientras el caos se acrecienta en Somalia, se iniciaron en Yibuti unas nuevas conversaciones de paz, aunque los pactos alcanzados hasta ahora, entre ellos el firmado hace un mes por el Gobierno de Transición y la Alianza para la Nueva Liberación de Somalia, no se han cumplido.
Somalia no tiene un Gobierno firme desde 1991, cuando los señores de la guerra derrocaron al dictador Siad Barré e impusieron su poder, lo que ha generado un caos político en el que han acabado por dominar el país los grupos terroristas islámicos y los piratas.