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Sobrevivir en las listas negras de Chávez

Han mostrado sus e-mails privados en televisión, le impiden renovar su pasaporte, y la red está plagada de afectos chavistas que lo insultan y amenazan. Aún así, el diplomático Milos Alcalay, entrevistado por Libertad Digital, lleva siete años combatiendo el régimen venezolano desde dentro.

Han mostrado sus e-mails privados en televisión, le impiden renovar  su pasaporte, y la red está plagada de afectos chavistas que lo insultan  y amenazan. Aún así, el diplomático Milos Alcalay, entrevistado por  Libertad Digital, lleva siete años combatiendo el régimen venezolano  desde dentro.

Milos Alcalay lleva más de siete años siendo una de las bestias negras del chavismo. Cuando el régimen de Hugo Chávez mostró su verdadera cara, recrudeciendo la represión y el desprecio constitucional, se vio forzado a abandonar su puesto como embajador de Venezuela ante la ONU en 2004.

Entrevistado por Libertad Digital, Alcalay cuenta que su renuncia se produjo "cuando ví que la vocación democrática de Chávez era nula, y la acción de ruptura con la vigencia de los derechos humanos; inceptable". Después de formar parte de los sucesivos gobiernos venezolanos, asegura que "no podía colaborar con gobierno que no respetaba ningún Estado de derecho, ese no era el sistema que nos había animado a entrar como funcionarios del Estado".

Desde entonces, su trayectoria se ha guiado con el leimotiv de acabar con un régimen que define "como una verdadera autocracia". Ahora, como responsable de relaciones internacionales de la Alcaldía de Caracas, junto al responsable del consistorio, Antonio Ledezma, constituye el foco más activo de oposición al chavismo en Venezuela.

"Ledezma me invitó a acompañarlo como un reto", asegura, "porque en un régimen que no cree en la democracia, que siente verdadero desapego a la Constitución que él mismo ha hecho, el verdadero reto es la democracia local" como vía para despertar la conciencia política del país.

Como es evidente, Hugo Chávez detesta cualquier foco de oposición a sus designios. Pero si además la batalla llega desde dentro del propio poder, el acoso se dispara. Alcalay testimonia que "en la democracia local hay todo un fustigamiento, te quitan las sedes, las competencias, los presupuestos, te impide las reuniones con ministros". La persecución llega hasta tal punto, que en un programa de la televisión pública "sacaron mis e-mails privados, acusándome de traidor a la patria", cuenta a LD.

A pesar de todo, la labor de denuncia de Alcalay se centra principalmente en tres focos: "Contar los abusos de los derechos humanos, hablar de los presos políticos, y denunciar la persecución selectiva", poniendo como ejemplo al "caso de Oswaldo Álvarez Paz, preso por decir una opinión". La premisa es clara: "No se trata de ir en contra, se trata de mostrar una fotografía de lo que es. Y eso es incapacidad del poder", indica.

Las listas negras del chavismo

Como ya contó la bloguera y opositora Martha Colmenares en Libertad Digital, el régimen venezolano hace ímprobos esfuerzos en mantener permanentemente actualizadas las listas negras de detractores de Chávez. Alcalay da testimonio de ello, y cuenta cómo "antes, incluso, eran accesibles desde una página web, en las que se podía ver perfectamente si tú votaste a favor o en contra de Chávez" y recuerda el escándalo vivido con las "Listas Tascón", que el propio presidente venezolano tuvo que admitir.

"Ahora ya no están disponibles a través de la página, pero puedes ir al mercado y las compras por cinco dólares". Estas son las herramienta represivas con más entidad del régimen, que emplea "para no concederte un préstamo, para que no puedas sacar las divisas, o para que te concedan o no un contrato" narra Alcalay "son listas selectivas que suponen un linchamiento moral". Además, la consecuencia más nefasta de esta estrategia del miedo deriva en que "al final, la gente, sucumbe y cae en la autocensura" temerosa de condenarse a una vida de represión por su oposición a Chávez.

Como muchos analistas, el diplomático apunta a la necesaria colaboración de la dictadura castrista en la organización de toda esta maquinaria del asedio: "Los cubanos que ha traído Chávez son los principales asesores en materia de persecución, de notarías".

"Chávez no va a poder escapar de la justicia"

Aunque resulte contradictorio, Milos Alcaray rechaza la sensación de impunidad que hay en torno a cada acción de Hugo Chávez. En 2008 pronosticó que el mandatario sufriría pronto "el peso de la ley", y dos años después considera que esta situación está "más cerca que nunca".

Como indicios, apunta "el nerviosismo que manifiesta con el proceso legal de ETA y las FARC desde la justicia española, sabe que el apoyo que mantiene cada vez es más y más minoritario, y eso lo desestabiliza", explica.

Sobre la relación con la banda terrorista española, Alcalay se muestra prudente y emplaza a la resolución del auto, pero en lo referido a las FARC, su diagnóstico es claro: "Hay toda una serie de relaciones y pruebas con los guerrilleros, que no los ha inventado Uribe, sino que son reales". Y aunque estos van "desde declaraciones de ex guerrilleros hasta relaciones económicas, será difícil demostrarlo judicialmente" aunque confiesa no perder la esperanza: "Chávez está incumpliendo la legislación internacional, está violando el Estado de Derecho, y pagará por ello".

"Nadie va a venir a sacarle las castañas el fuego a Venezuela"

La estategia de salida de Chávez del poder, para Milos Alcalay, ha de producirse desde la Asamblea Nacional: "No queda alternativa, porque lo otro sería una guerra civil". Considera que hace falta "una explosión social, pero no un golpe militar, porque no se trata de sacar un militar para poner a otro".

Pero esta línea aqueja de una fuerte necesidad: "Una oposición fuerte, que se pueda ir generando una unidad para sacar a Chávez" para lo que deben "olvidarse de la especifidad, de ser democristiano o ser de otra cosa".

Aunque se muestra rotundo al afirmar que "el fin de Chávez no es el escenario internacional, nadie les va a sacar las castañas del fuego a los venezolanos", sí detecta la necesidad de que el Gobierno español deponga su tibieza con Venezuela: "Hay una gran decepción en la comunidad venezolana con el gobierno de Rodríguez Zapatero ". 

Considera que "no se justifica exclusivamente por las relaciones económicas, tiene que ser firme con Chávez". Alcalay emplaza a España a seguir la senda de países como " Panamá, Uruguay, e incluso Colombia , que en el seno de la OEA ya han apoyado manifestaciones de condena al régimen del terror".

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