Castro, ante una sesión del Parlamento, declaró que la Administración del presidente estadounidense, Barack Obama, estaba siendo menos agresiva con Cuba pero que mantiene el embargo y la persecución a las empresas que negocian con la isla.
"Estamos listos para hablar de todo. Pero de aquí, de Cuba y de Estados Unidos, no a negociar nuestro sistema político y social", dijo, arrancando una ovación de los asistentes al pleno del Parlamento.
"A mí no me eligieron presidente para restaurar el capitalismo en Cuba, ni para entregar la revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo", añadió.
Obama prometió a comienzos de este año "relanzar" las relaciones con Cuba, caracterizadas por el enfrentamiento ideológico desde la revolución de 1959. Estados Unidos liberó en marzo los viajes a la isla y envíos de remesas de los cubano estadounidenses, además de autorizar las operaciones de las empresas estadounidenses de telecomunicaciones. Pero Castro declaró que nada de eso se ha hecho realidad todavía.
Obama ha expresado que mantendría por ahora el embargo comercial con el que sus diez antecesores han intentado propiciar la llegada de la democracia a Cuba.
Recortes sociales
Castro anunció además más recortes de gastos sociales para atajar la crisis económica en un discurso ante la Asamblea. Tratando de justificar los recortes en salud, educación y otros renglones, dijo que en abril pasado Cuba rebajó su expectativa de crecimiento del 6 por ciento al 2,5 por ciento, pero que en el primer semestre sólo creció 0,8 por ciento, lo que obligó a reducir ahora la meta anual a 1,7 por ciento.
Reconoció que han caído "significativamente" las exportaciones de productos como el níquel, mientras que el turismo "enfrenta la paradoja" de que crece el número de visitantes pero disminuyen los ingresos.
El dictador señaló que la crisis obligó a "renegociar" deudas, pagos y otros compromisos con entidades extranjeras, a las que ratificó que cumplirá los acuerdos previstos. "En las condiciones de nuestro socialismo imperfecto, a causa de insuficiencias propias, mucha veces dos mas dos da como resultado tres", afirmó.
"Los gastos en la esfera social deben estar en consonancia con las posibilidades reales y ello impone suprimir aquellos de que se es posible prescindir. Puede tratarse de actividades beneficiosas y hasta loables, pero simplemente no están al alcance de la economía", explicó.
"Se adoptarán otras decisiones en educación, salud pública y el resto del sector presupuestado, dirigidas a generar gastos que sencillamente resultan insostenibles, que han ido creciendo de año en año y que, además, son pocos eficaces o, peor aún, hacen que algunos no sientan la necesidad de trabajar", afirmó.
"A veces da la sensación de que nos estamos comiendo el socialismo antes de construirlo y aspiramos a gastar como si estuviéramos en el comunismo", agregó Raúl Castro.
Raúl Castro, de 78 años, reemplazó en febrero de 2008 a su hermano Fidel, que cumplirá 83 años en agosto y está apartado del poder desde que enfermó hace tres años.