El militar español John Felipe Romero Meneses murió este lunes en Afganistán cuando una mina anticarro estalló al paso del blindado en el que viajaba. Los seis compañeros que iban junto a él en el vehículo que abría el convoy resultaron heridos. Minutos después de conocer la noticia era inevitable preguntarse por el vehículo en el que viajaban. Casi tres horas tardó el ministerio de Defensa en confirmar que se trataba de un BMR (Blindado Medio de Ruedas).
¿Por qué siempre a los BMR? ¿No hay ninguna forma de evitar las minas? ¿Son seguros los vehículos que utilizan nuestros militares? ¿Qué pasa con los Lince y los RG-31 tan modernos que se han enviado a Afganistán? Cada vez que los talibanes causan bajas a las tropas españolas toca hacerse las mismas preguntas.
Las tropas españolas desplegadas en Afganistán tienen como vehículo principal para desplazarse y patrullar por el país asiático al BMR, un vehículo diseñado en 1972 y cuya producción en cadena comenzó en 1979. Pese a que cumplió con lo que se le exigía durante la misión de paz española en los Balcanes, en el escenario de guerra afgano han salido a relucir todas sus carencias.
El Blindado Medio de Ruedas fue diseñado inicialmente con un blindaje original de aluminio, preparado para repeler las balas pero, en ningún momento, las minas ni los IED (artefactos explosivos improvisados) usados por los talibanes para atacar los convoyes españoles. La gran mayoría de estos vehículos fueron modernizados en 2004. Se les dotó enconces, entre otras cosas, de un nuevo motor, una nueva configuración del compartimento de tropa y un blindaje adicional a base de placas de acero. Pero este nuevo blindaje no sirve para el escenario afgano. "Les pusieron unas planchas pero no es vehículo apropiado. Cada vez que le ponen una mina salta el vehículo. Son muy vulnerables", afirman a Libertad Digital expertos militares.
Estos mismos expertos destacan que "el vehículo ideal" para abrir estos convoyes es el nuevo RG31 Nyala, del que existen ya, al menos, una treintena de unidades sobre el terreno. "Sería de sentido común", dicen. Pero, como apuntan, "no son muchos" –en alusión a esta treintena–, "por lo que seguirán utilizando el BMR como vehículo principal. Si se hacen 20 ó 25 salidas diarias, en cuanto le pase algo a un RG31 ya tienes que volver a usar los BMR par abrir los convoys".
Precisamente, este RG31 Nyala es la joya de la corona española en Afganistán, aunque todavía su número de unidades es insuficiente. Es un 4x4 de pelotón especialmente diseñado para resistir minas y objetos explosivos improvisados y con el que Defensa quiere sustituir a los BMR que prestan servicio actualmente. "Un vehículo que sería capaz de aguantar casi todas las minas anticarro que hay en el mercado", destacan.
El Ejército español ha adquirido 100 unidades del RG31 –85 de transporte de personal, diez ambulancias y cinco de puesto de mando– por los que pagará 85 millones de euros. De ellos, la gran mayoría han sido ya entregados ya a España y 61 serán trasladados a Afganistán, donde ya ha llegado la primera treintena. Los otros treinta ya recepcionados deberían llegar antes del finales del mes de marzo, cuando llegará un nuevo relevo de tropas a Afganistán. Mientras tanto, el próximo reemplazo se adapta ya en España a los nuevos vehículos y los mecánicos aprenden los entresijos de los mismos.
Países como Estados Unidos o Canadá llevan ya meses utilizando este vehículo en el teatro de operaciones afgano con unos resultados excelentes.
El MLV Lince es otro de los vehículos que se tiene disponible en Afganistán y que podrían haber abierto el convoy "con mayor seguridad que el BMR", según destacan los expertos consultados. "Aguanta hasta un mina de hasta 6 kilos, sobre todo si es en una zona abierta, donde la potencia de la explosión se difumina", aseguran.
Con un sistema de protección balística y antiminas certificada por la normativa STANAG de la OTAN, el Lince es un todoterreno blindado preparado para la resistencia a la explosión de minas. Así, su cabina tiene una estructura deformable con función antiaplastamiento, los asientos tienen su propia configuración antiminas y el depósito de combustible está protegiado para evitar que se vea afectado por las deflagraciones de minas o de un IED.
Pese a que el RG31 y el MLV Lince hubiesen sido vehículos mucho más apropiados para abrir un convoy que los viejos BMR, el peligro de las minas sigue ahí. Los expertos militares consultados por Libertad Digital destacan que existen diferentes formas de detectar las minas que los talibanes colocan para que estallen al paso de los convoyes aliados: "visión por adelantado, emisión térmica, observadores avanzados", pero, como también destacan, "también hay formas de esconderlas bien y que no sean detectadas".
Según datos de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF) a los que tuvo acceso Efe, los aliados detectaron en el año 2009 un total de 7.820 artefactos explosivos preparados para atentar contra los integrantes de esta fuerza.