La Razón recuerda la frase "no habrá impunidad para los enemigos de la patria" que Raúl Castro pronunció en la Asamblea Nacional del 1 de agosto, y que poco después apareció en los teléfonos móviles de opositores políticos en la provincia de Holguín. Era la confirmación de que el régimen castrista no iba a perdonar a la disidencia tras haber sido obligado a transigir con la liberación de 52 presos de la "Primavera Negra".
La nueva advertencia se materializaba en ese mismo momento. La Policía del régimen, apoyada por turbas civiles y militares de la élite "especial" comenzaron a acosar a los disidentes de la Alianza Democrática Oriental (ADO) aprovechando la convocatoria de una marcha de apoyo de Reina Luisa Tamayo, la madre de Orlando Zapata.
Uno de los que recibieron ese mensaje, dice La Razón, fue Luis Felipe Rojas. Éste tuvo claro que el número desconocido con el que fue emitido el sms pertenecía al Estado cubano. Y en conversación telefónica con el diario reveló que un agente le dijo que a partir del discurso de Castro teníamos vía libre para hacer lo que queramos".
En los cuatro días siguientes fueron detenidas 28 personas en las provincias del Oriente cubano, además de otras nueve en La Habana y un núemro indeterminado de activistas del Movimiento Opositor por una Nueva República. Todos fueron liberados después, es el "modum operandi" habitual de la dictadura.
El cordinadore de ADO, Rolando Rodríguez Lobaina, dice que "hubo detenciones arbitrarias, reclusiones domiciliarias, golpizas". Uno de los detenidos, Omar Wilson Estévez, está en el hospital y se desconocen los motivos. "Lo peor es que esto irá a más pero no pensamos dejar de reclamar libertad".