Aunque Mohsén Emadí se define como "sólo un poeta que ha trabajado en diversas publicaciones universitarias", hablar con él supone una oportunidad muy poco habitual ya que no es tan fácil sentarse en la misma mesa con alguien que haya participado en el conocido Movimiento Verde: muchos están encarcelados, otros siguen en Irán y no pueden abandonar el país e, incluso los que están fuera, se mueven con mucha prudencia dada la terrible eficacia e inusitada crueldad de los servicios secretos iraníes en el exterior, que no han dudado en llegar al asesinato de disidentes en más de una ocasión.
Pese a su modestia, Mohsén reconoce que "he formado parte del movimiento estudiantil desde su inicio" y que, por supuesto, participó en todos los acontecimientos del Movimiento Verde y en todo lo que ocurrió allí hasta agosto de este año, cuando la situación se hizo tan insoportable que tuvo que abandonar su país. Aún así, él ha sido de los afortunados: "Muchos de mis amigos están o han estado en la cárcel".
Los antecedentes del Movimiento Verde
Lo primero que queremos saber es cómo nació ese confuso (al menos desde occidente) Movimiento Verde, algo cuyas raíces se remontan, tal y como nos cuenta Emadí, "a los acontecimientos de la residencia de estudiantes de 1999", durante el mandato de Jatami que "fue visto por muchos como una oportunidad de cambio". Sin embargo, "desde esos acontecimientos se vio que los reformistas conservadores en el gobierno difícilmente iban a poder satisfacer las expectativas de los estudiantes y los reformistas".
Las consecuencias de aquello tienen mucho que ver con el Irán actual: "Aquel movimiento fracasó y fue reprimido: hubo una gran ola de detenciones y mucha represión, cundió la desesperación y mucha gente incluso emigró". Además, "el gobierno de Jatami dejó claro que no tenía poder suficiente". Todo esto llevó a que se produjese "un distanciamiento entre el gobierno y la población que llevó a hechos como un discurso en la universidad durante el cual el propio Jatami fue abucheado".
Pero la peor consecuencia de ese distanciamiento y ese desencanto fue que "en las elecciones de 2005 la participación fue muy baja y eso fue, en parte, lo que permitió a Ahmadineyad alzarse con la victoria".
Además, se produjo una división entre los sectores que aspiraban al cambio: "Hubo diferencias entre los que apostaban por un cambio más radical y aquellos que, a la vista de lo ocurrido, apostaban por una vía más radical".
Ahmadineyad, un fraude desde el principio
Para muchos será una sorpresa saber que ya la primera victoria electoral de Ahmadineyad tuvo como una de sus razones el fraude. "Lo logró gracias a varias cosas: en primer lugar una serie de promesas populistas con las que logró muchos apoyos en los sectores menos cultivados del país; en segundo lugar la compra de votos y en tercer lugar el puro fraude electoral".
Pero si ya no tenía tanto apoyo popular como podría pensarse éste todavía fue bajando, ya que "en su primer mandato no cumplió ninguna de las promesas que hizo". Como ejemplo, Mohsén Emadí nos recuerda que Ahmadineyad "habló mucho de 'llevar el petróleo a la mesa de la gente', pero en realidad al tiempo que el precio del barril subía se experimentaba una inflación tremenda en todo el país".
El balance de este primer mandato, por tanto, "fue muy poco exitoso en lo económico, mientras que en lo político sus cartas de presentación han sido más detenciones, más cierres de periódicos y, en definitiva, más represión".
Todo esto y, sobre todo "el clima de terror que se había extendido" ayudó a que la oposición superase sus diferencias y estimuló a todos los sectores a participar en las elecciones de 2009".
Musaví, un claro favorito
Moshen nos cuenta que Musaví tenía la posibilidad de aunar votos en sectores de la sociedad más allá de la oposición por su relación con Jomeini, del que fue primer ministro, y por su gestión económica razonablemente exitosa durante los años de la guerra con Irak. Eso llevó a que "el grueso del voto reformista se decidiera por Musaví, mientras que los más radicales votaban por Karrubi".
Es decir, que Musaví consiguió reunir el voto de buena parte de la población reformista, de sectores tradicionalistas y de algunos entre las capas más desfavorecidas de la sociedad. Además, "como incluyó a su mujer en la campaña esto también atrajo a buena parte del voto femenino".
No es de extrañar, por tanto, que "hasta dos o tres semanas antes de las elecciones todo el mundo sabía que si éstas eran limpias el vencedor sería Musaví", el hombre elegido por los iraníes para "poder librarse de Ahmadineyad".
¿Qué cambio habría supuesto Musaví?
¿Realmente un Irán con Musaví de presidente sería tan distinto? Según nuestro interlocutor antes de las elecciones el perfil político de este candidato "no se diferenciaba tanto de las facciones más conservadoras", y algunos estaban preocupados porque pudiese resultar incluso más conservador que Jatamí.
Sin embargo, "entonces escribió un texto, la Guía del Gobierno de la Esperanza, en el que aludía a puntos importantes como el control de las privatizaciones, que durante el gobierno de Ahmadineyad habían servido sobre todo para beneficiar al ejército y a la Guardia Revolucionaria".
Y es que una de las críticas fundamentales de Musaví era "la intromisión de las Fuerzas Armadas y la Guardia Revolucionaria en la política y en la economía". Un dato nos puede dar una idea de hasta que punto llega esa intromisión: "El 60% del suelo de Teherán pertenece a empresas o instituciones que controla la Guardia Revolucionaria".
Otro de los puntos importantes es que Musaví también quería recuperar algunos organismos públicos que se encargaba de fiscalizar la ejecución presupuestaria del estado y que Ahmadineyad había desmontado. "De hecho, en los debates de TV antes de las votaciones una de las cosas que dijo Musaví es que el hecho de que no haya ningún control sobre el gobierno desembocaría en una dictadura.
¿Cuál es la situación real del Movimiento Verde?
"El Movimiento Verde está hoy por hoy más unido de lo que está la facción del régimen que ostenta el poder", afirma convencido Mohsén Emadí. Además, "este grupo está sometido a muchas presiones y hay muchas críticas", al parecer incluso en el parlamento se le ha criticado "por su radicalismo".
Una anécdota nos da una idea de hasta qué punto está llegando este rechazo: "Un cantante que antes era muy apreciado dio dos besos Ahmadineyad en una ceremonia pública y el rechazo que ha generado ese gesto y la presión han sido tan fuertes que ha tenido que abandonar el país".
La pregunta que muchos se harán es hacia dónde puede avanzar el Movimiento Verde. Nuestro interlocutor nos explica que para comprenderlo "hay que entender las distintas sensibilidades que se encuentran hoy en la sociedad iraní". Un primer punto importante es que "se trata de una sociedad eminentemente joven, y las nuevas generaciones no tienen las nostalgias revolucionarias de sus padres". Además, dentro de esa juventud "sí que hay unanimidad respecto de que quieren un régimen sin tutelas religiosas".
Por otra parte, y en capas más amplias de la sociedad, "después de ver la violencia de la represión durante el año pasado mucha más gente ha llegado a la conclusión de que hay que librarse de todo esto".
Por el momento, sin embargo, el Movimiento Verde está manteniendo una retórica muy suave en la que incluso se respeta la actual constitución iraní, pero es precisamente "por la convicción de que existe una mayoría social que quiere una democracia plena", para atraer a los suficientes sectores de la población y lograr un cambio "gradual y sin violencia".
Por otra parte, después de la represión del año pasado, que "incluyó detenciones, torturas, asesinatos y destierros" y teniendo en cuenta "el control actual de los medios de comunicación y de Internet", ahora mismo "no se puede esperar que la gente salga a la calle de la manera en que lo hizo".
Sin embargo, la situación puede no ser tan negativa y los miembros del Movimiento Verde han llegado a la conclusión de que "con la extensión del movimiento a muchas más capas de la sociedad" y con el crecimiento del rechazo a Ahmadineyad y a su gobierno "la victoria está más cerca que nunca".
¿Cómo llegará ese cambio? Para nuestro interlocutor "hay distintos escenarios posibles: En caso de que la violencia del régimen sea máxima no quedará más remedio que hacer una nueva revolución". Si por el contrario "las clases gobernantes aceptan que deben ceder una parte de su poder a la población y satisfacer las reivindicaciones de la gente se puede producir un cambio gradual".
Esto, por supuesto, pasaría por dos puntos básicos: "Liberar a los presos políticos" y "permitir la libertad de prensa".
Respecto al primer punto, la situación es compleja, no sólo hay "miles de presos políticos", sino que también hay "personas que han sido detenidas y que ahora están en libertad, pero en realidad están esperando una sentencia, o incluso gente a la que se ha condenado por cualquier cosas pero cuya pena no se ha cumplido, por lo que en cualquier momento pueden ser encarcelados de nuevo". También hay "muchas personas que han desaparecido y de los que no se sabe nada".
¿Cómo puede Occidente apoyar el cambio?
Irán es sin duda uno de los temas candentes en la agenda internacional, pero ¿de qué forma pueden los gobiernos de Occidente apoyar el cambio en Irán? Para Mohsén Emadí las sanciones económicas "si se aplican de modo que afectan a la población, sirven para incitar a la violencia".
Para nuestro interlocutor lo principal sería que "todas las instituciones relacionadas con Ahmadineyad deberían ser aislados internacionalmente". Además, pone mucho énfasis en asegurar que "debe evitarse la guerra en la región, cualquier guerra que inicien gobiernos occidentales en la zona puede aniquilar el Movimiento Verde".
Por último, reclama que "la atención que los gobiernos occidentales prestan al tema nuclear debería plantearse también en el campo de los derechos humanos, y eso sí conduciría a una victoria del Movimiento Verde".