En opinión de Moratinos, que compareció este martes ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, la posición común aprobada por los Veintisiete en 1996 "no es probablemente el medio más adecuado para articular la relación" entre la UE y Cuba, sobre todo teniendo en cuenta que en el último año, según él, se han producido "modificaciones sustantivas" en el contexto geopolítico que afecta a Cuba.
Así, subrayó que las relaciones de la isla con sus países "vecinos" iberoamericanos se han "conocido un desarrollo sin precedentes" y se ha producido la visita de numerosos jefes de Estado del continente, de todas las corrientes políticas. Y que, la política de Estados Unidos hacia Cuba con Barack Obama "también esta en proceso de revisión".
Asimismo, dijo que en sus contactos con la dictadura cubana, y en particular con el presidente, Raúl Castro, ha constatado "voluntad de reformas" y de hecho, dijo, éstas ya se están produciendo y el Gobierno español desea "acompañarlas". Por ello, según él, "un diálogo firme y respetuoso sería la mejor manera de avanzar" con Cuba. De ahí el que, añadió, "la UE cometería un error si continúa basando sus relaciones con la isla en este instrumento diplomático de carácter bilateral".
Por este motivo, explicó, la presidencia española de la UE "tiene intención de abrir un debate sobre la conveniencia de intentar alcanzar un acuerdo para que las relaciones con La Habana se fundamenten en un instrumento jurídico de carácter bilateral". En este diálogo, precisó, la UE no excluirá "ninguno de los temas", incluidos los Derechos Humanos.
Respecto a esta cuestión, mencionada por varios portavoces, el ministro aseguró que el Gobierno no tiene una "posición de tibieza, sino de resultados concretos", y subrayó que cuando el PSOE llegó al poder había unos 300 presos políticos y en la actualidad son poco más de 200, "muchísimos desde luego", reconoció. Estas liberaciones, resaltó, permiten que los disidentes puedan expresar su opinión e incluso viajar a España y criticar desde aquí al régimen pero también "al Gobierno español por su 'tibieza'".
A este respecto, informó además de que durante la reciente reunión que mantuvo la troika europea, en la que él mismo participó, con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, en Bruselas, "hablamos de Derechos Humanos y le trasladamos listas (de personas) que deseamos sean liberadas".
Así pues, resumió, lo que el Gobierno quiere es trasladar el mecanismo de diálogo iniciado con Cuba, "que está funcionando a nivel bilateral, a nivel europeo". En todo caso, aseguró que el Gobierno quiere aprovechar la presidencia europea para que se cambie la política hacia Cuba "no para imponer nuestra voz" por lo que trabajará para que haya "consenso". Pero, afirmó, si al final del semestre español "no hay consenso, seguiremos trabajando" y "no será un fracaso de la presidencia europea, sino un gran intento".
El portavoz del PP en la Comisión, Gustavo de Arístegui, consideró un "error" que se considere cambiar la posición común europea teniendo en cuenta que el régimen cubano no ha hecho otra cosa que "intentar perpetuarse". "Nosotros no vamos a secundar nunca, jamás, que ante un régimen dictatorial se mire para otro lado cuando no hace nada", aseveró.
La política de diálogo mantenida por el Gobierno con La Habana es "complaciente" y no "lleva a mejorar la situación de los Derechos Humanos en Cuba y al régimen a abrir las puertas a una transición a la democracia". En estos seis años, subrayó, "lo que se ha hecho ha sido consolidar la transición a la dictadura".
Según De Arístegui, en Cuba existe desde hace 50 años "una brutal y sanguinaria dictadura" que no sólo tiene a 208 presos políticos en sus cárceles, sino que hay "miles más a los que se ha aplicado el régimen represivo" y "muchos presos supuestamente comunes son presos políticos".
Asimismo, el portavoz popular criticó que Moratinos no se haya reunido con los disidentes durante sus visitas a la isla en 2007 y el pasado octubre, por lo que pidió al Gobierno que haga "un gesto claro hacia la dictadura cubana" de que no se acepta "la perpetuación indefinida, infinita, injustificable de la represión brutal" del régimen actual.
Igualmente contrario a la supresión de la posición común se expresó el portavoz del Grupo Mixto y diputado de UPN, Carlos Salvador, quien incidió en que La Habana "no da ninguna garantía de que vaya a corresponder con una mayor apertura". En este sentido, igual que De Arístegui, pidió al Gobierno que "traslade un mensaje más claro a los opositores y para que dentro del régimen se den cuenta de que es irrepetible".
Por su parte, el portavoz de CiU, Jordi Xuclá, trasladó al ministro su preocupación por la "crisis económica" que vive la isla y los problemas que han experimentado en los últimos meses los empresarios españoles en la isla, cuestión ésta que Moratinos aseguró ha abordado con el propio Raúl Castro y que éste se ha comprometido a resolver. Además, Xuclá insistió en que Cuba es "una dictadura" y expresó su rechazo al embargo estadounidense, que calificó de "mal instrumento".
El portavoz del PSOE, Juan Moscoso, respaldó la posición del Gobierno "clara y meridiana" porque, en su opinión "es el momento de intentar nuevas vías". Así, defendió el diálogo, "todo lo crítico que tenga que ser, muy crítico en este caso", para encontrar resultados, lo que pasa por cambiar la posición común europea con el acuerdo del resto de socios y no por "antojo de España".
Durante su intervención, Moscoso aludió a "50 años de dictadura", lo que generó la sorpresa del portavoz de ERC, Joan Tardà, porque, según él, estas palabras "no honran a la posición socialista respecto al régimen cubano". En su intervención, Tardà consideró que España debe ser "la cuña para hacer palanca para que se normalicen las relaciones entre la UE y Cuba".