Nuestro país no ha conseguido ni un solo cargo entre los doce puestos clave de la dirección del Servicio Europeo de Acción Exterior, según informa ABC. A pesar del evidente desastre, el Gobierno presumió de que España salió muy bien paradaen el reparto de embajadores de la Unión. Según el diario de Vocento este autobombo fue precisamente el que dio argumentos para que se nos excluyera de los cargos directivos en puestos de mando.
La constitución del Servicio Europeo de Acción Exteriorse conforma como un Ministerio de Asuntos Exteriores, con una red de 130 embajadas y 50.000 millones de euros pretende ser la organización diplomática más potente del mundo, en la que España ha tenido un papel fundamental, hasta ahora.
El responsable de negociar un buen puesto en este centro estratégico fue el ex ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos. El diplomático presumió de las embajadas que fueron asignadas a España: Argentina, Angola, Namibia y Guinea Bissau. Además de provocar que España se quedara sin puestos de influencia, esta actitud presuntuosa de Moratinos tampoco respondía a la verdad. Las aspiraciones inciales se centraban en Brasil, Líbano y algún país al norte de África, para complementar mejor el servicio diplomático español.
El fracaso de Moratinos
Los puestos de mando en el Servicio Europeo de Acción Exterior han caído en manos de Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Polonia y Suecia, que se hace con dos puestos.
España aspiraba a lograr la dirección del Comité Político y de Seguridad (COPS), pero la negociación de Moratinos fue un fracaso, y Suecia se alzó con él. Según una fuente directa de la negociación consultada por ABC: "Ni ha habido una estrategia clara para centrar el tiro, ni se ha peleado lo suficiente. Se pusieron todos los huevos en la misma cesta. Y se negoció de una manera muy personalista", dice sobre la manera de trabajar del ex ministro. Tampoco ayudó su enfrentamiento con la Alta Representante para las Relaciones Exteriores de la UE, Catherine Ashton.
Pero la situación de España no ha sido siempre así de insular. Su influencia política se ha visto mermada con este Ejecutivo, ya que nuestro país siempre había sido pionero a la hora de poner en marcha el Servicio de Acción Exterior Europeo. Javier Solana fue el primero en ocupar el cargo, gracias al apoyo del entonces presidente del gobierno Jose María Aznar. Al actual presidente de FAES no le resultó fácil: tuvo que negociar duramente, pero la imagen de España no estaba tan menospreciada como actualmente.