En la información revelada por el diario británico The Times, se recuerda que diez militares franceses perdieron la vida durante una emboscada en agosto de 2008 en la zona de Sabori. El ataque ocurrió en una región "relativamente tranquila" situada a unos 65 kilómetros al este de Kabul. La noticia causó un gran revuelo en Francia, sobre todo después de conocerse que algunos de los soldados habían sido mutilados y de que se difundieran las imágenes de unos talibán triunfantes portando las ropas y las armas de los fallecidos.
Se trataba de una de las masacres más importantes sufridas por las fuerzas de la OTAN en Afganistán desde finales de 2001, cuando comenzó la intervención internacional en el país centroasiático. Al día siguiente de la matanza, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, visitó al contingente francés.
Francia estaba encargada desde hacía sólo un mes de la seguridad en la zona de Sarobi, que hasta entonces había correspondido al contingente italiano. Según The Times, los servicios secretos italianos habían pagado "decenas de miles de dólares" a los terroristas talibán y a los señores de la guerra locales para que mantuvieran la calma en la región. El objetivo de estos pagos sería evitar la muerte de italianos en Afganistán y el consiguiente desgaste político del Gobierno.
El pago de sobornos por parte de los italianos fue descubierto por la Inteligencia estadounidense, que mediante la intercepción de llamadas telefónicas pudo constatar que los militares trasalpinos habían estado haciendo lo mismo en otras zonas del país, como la provincia de Herat, en el oeste de Afganistán.
En junio de 2008, semanas antes de la emboscada contra las tropas francesas, la Embajada de Estados Unidos en Roma presentó una protesta diplomática ante el Gobierno italiano de Silvio Berlusconi en relación con estos sobornos, "pero no se dio a conocer el hecho para evitar un escándalo", indicaron fuentes de la Alianza a The Times.
Las mismas fuentes señalaron al diario que posteriormente descubrieron que los italianos también habían pagado este "impuesto revolucionario" en Sabori y que lo ocultaron a las fuerzas francesas que les habrían de relevar en la zona. Fue por ello, según fuentes occidentales consultadas por el diario, que los militares galos hicieron una evaluación incorrecta sobre el grado de peligrosidad de la región, facilitando con ello la emboscada del 18 de agosto.
"Quizá no debamos ser tan doctrinarios sobre estas cosas, puede que tenga algún sentido sobornar a los grupos locales y utilizar cualquier otro método para evitar la violencia, pero es una locura que no se hubiera informado de ello a los aliados", declaró al rotativo un alto responsable de la OTAN en Kabul.