Los venezolanos que viven cerca de Puerto Cabello, el mayor del país, comenzaron a detectar, desde el pasado mayo, un hediondo olor que provenía de unos grandes contenedores que se almacenaban tras los muros del puerto.
Finalmente, estalló el escándalo: lo que escondían esos contenedores eran 103.802 toneladas de alimentos putrefactos que el Gobierno de Hugo Chávez importó y abandonó en diversos muelles y almacenes. El objetivo de estos millones de kilos de comida debían ser vendidos a bajo coste en los "mercados socialistas" del Estado.
Además, varios representantes opositores han denunciado en las últimas semanas nuevos hallazgos de aún más contenedores con alimentos dañados y que habrían elevado la cifra hasta las 122.000 toneladas, según el ex diputado Carlos Berrizbeitia, publicó el diario El Universal de Caracas.
El escándalo coincide con la devolución del Gobierno de República Dominicana de un barco cargado con 60 contenedores con latas de atún, leche, pasta, y otros alimentos caducados, que Venezuela envió como "ayuda humanitaria" para Haití.
Todo ello se explica por la ineficacia y del sistema impuesto por Chávez, sustentado por el "socialismo del siglo XXI". En 2003, creó la Empresa de Alimentos, con el objetivo de hacerse cargo de la producción, la distribución y la comercialización. El argumento cumbre del presidente venezolano fue que quería resguardarse del "sabotaje" del sector privado. Para hacerse con el control alimentario de Venezuela, creó la empresa de Mercados de Alimentos (Mercal) e instaló puestos de venta callejeros, en los que se vendía comida a bajo coste.
Después, como señala El País, encargó a la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (Pdval), filial de la estatal Petróleos de Venezuela, que se hiciera cargo de garantizar la "soberanía alimentaria". Una empresa petrolera se haría cargo de la provisión de alimentos de todo un país.
Así, Pdval se quedó al cargo de las compras en el extranjero hasta la venta en los mercados socialistas. Más del 70% de los alimentos que se consumen en Venezuela son importados. El Gobierno los compra a EEUU, Brasil, Argentina, Uruguay y Ecuador.
La oposición asegura que el caso evidencia la "ineficiencia y corrupción" del Ejecutivo y pide que las investigaciones del caso no se limiten a los funcionarios de PDVAL sino que incluya a los ministerio de Alimentación y Energía.
La presidenta de PDVAL, Virginia Mares, dijo el pasado 9 de junio a medios locales que los contenedores se habrían acumulado producto de "una circunstancia en que se trajo tanta cantidad de alimentos para enfrentar a los lacayos (opositores) que jugaron con el hambre del pueblo (...) se nos escapó de las manos" el asunto.
El caso de los alimentos putrefactos ocurre mientras arrecia en el país la escasez de productos básicos como leche, carne roja y café y la inflación acumula 14,2 por ciento en los primeros cinco meses del año.
Mientras tanto, Chávez continúa encerrado en su delirio. Echa la culpa a los "ricachones" de las empresas privadas, responsabilizándoles, incluso, de los períodos de escasez alimentaria. Ni con pruebas tan evidentes el gobierno bolivariano ha sido capaz de rectificar. e ha negado taxativamente a siquiera cuestionar el desempeño de PDVAL, que califica como uno de los mayores logros de la "revolución" que condena a los venezolanos desde hace 11 años.
Al menos tres ex directivos de PDVAL están detenidos y enfrentan procesos judiciales por su presunta responsabilidad en el caso de los alimentos podridos.