La protesta parisiense, la más numerosa, partió de la plaza de la República con un grupo de gitanos a su frente y tras una pancarta en la que se leía "No a la política inhumana de Sarkozy". El presidente francés, Nicolas Sarkozy, fue el principal blanco de los lemas que pudieron verse en la manifestación, junto con sus ministros del Interior, Brice Hortefeux, y de Inmigración, Eric Besson.
Los manifestantes no dudaron en comparar la política de expulsión de gitanos con la que durante la ocupación alemana de la Segunda Guerra Mundial llevó a cabo el régimen colaboracionista de Vichy, que entregó a miles de judíos a los nazis. Así, el mandatario galo fue comparado con el general Petain, presidente de la Francia colaboracionista en ese periodo.
"Francia no pertenece a Sarkozy, pertenece a los ciudadanos, incluidos los inmigrantes", aseguró Pierre, erigido en portavoz de una asociación de ayuda a los "sin papeles". Para Corinne, que desde hace años presta ayuda a los gitanos que viven en campos a las afueras de muchas ciudades francesas, el presidente "ha tomado ahora como cabeza de turco a los gitanos, pero mañana serán otros colectivos".
A la manifestación se unieron representantes políticos de los principales partidos de izquierda, así como líderes sindicales, que volverán a las calles el próximo martes en una protesta por la reforma de las pensiones que planea el Gobierno de Sarkozy.
Entre ellos figuraron el alcalde socialista de París, Bernard Delanoë, en representación de su partido junto a otros rostros conocidos del mismo y destacados líderes del resto de las formaciones de la izquierda y de la extrema izquierda francesa, al igual que la líder de los Verdes, Cecile Duflot.
Guerra de cifras
Desde el Gobierno galo, el ministro francés del Interior, Brice Hortefeux, respondió diciendo que las manifestaciones apenas lograron reunir a "unas decenas de miles de personas", una participación que constituye "una decepción" para los organizadores.
En un comunicado, el responsable de Interior considera que el número de personas que se manifestó en numerosas ciudades francesas fue muy pequeño, dada la elevada cantidad de asociaciones, colectivos, sindicatos y partidos políticos que habían convocado las protestas.
Según los organizadores, unas 100.000 personas salieron a la calle en 130 ciudades francesas. La policía, por su parte, baraja una cifra mucho más modesta de participación. En París, donde tuvo lugar la principal manifestación del país, los organizadores aseguran que hubo 50.000 asistentes, mientras que la policía calcula que fueron 12.000. "Sin duda se trata de una decepción para los organizadores", ironiza Hortefeux en su comunicado.
Para el ministro, este tipo de "manifestaciones heteróclitas", que reunían "un mosaico de partidos tradicionales y también de grupúsculos de izquierdistas y anarquistas, no pueden dictar una política". Hortefeux indica que continuará su acción "para hacer recular toda forma de delincuencia y defender los derechos de las víctimas, sin estigmatizar a ninguna comunidad".
La conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), en el Gobierno, criticó la presencia de otras formaciones políticas en la manifestación porque, aseguró, supone ponerse del lado de los que no respetan las leyes del país.
La participación en las protestas "constituye una complicidad culpable hacia los que abofetean las leyes de la República", indicó el responsable de seguridad del partido, Eric Ciotti.