La información asegura que el ataque se iba a perpetrar desde una casa del barrio Las Cruces, enclavado en la ladera de una montaña cerca de la Casa de Nariño.
Según el informativo, los terroristas de las FARC aseguran, en comunicados que están en poder de las autoridades colombianas, que tienen el apoyo de "países vecinos" y de "personalidades políticas".
Además, en el mismo informativo se señala que para la operación "U, Unidos como debe ser", como la denominaban los terroristas, unos 250 rebeldes de las FARC recibieron instrucción de parte de integrantes de ETA y que junto a los cinco cañones fueron incautados 18 lanzagranadas y 250 fusiles.
Contra las delegaciones internacionales
Además de la Casa de Nariño y la Plaza de Bolívar, otros objetivos definidos por las FARC para ser bombardeados eran las calles por las que pasaron los invitados especiales a la ceremonia.
El ministro del Interior y de Justicia de Colombia, Germán Vargas Lleras, aseguró a RCN radio que todavía hay que esperar a que las autoridades hagan públicos nuevos detalles del atentado frustrado y añadió: "Me aventuraría a decir que fue una fortuna que algo así no haya ocurrido".
La investidura de Santos congregó en Bogotá a 80 delegaciones internacionales, de las cuales unas 20 estuvieron encabezadas por su presidente, vicepresidente o primer ministro.
Las autoridades investigan también si este frustrado atentado guarda relación con otro descubierto el pasado 29 de junio y que también se iba a perpetrar durante la investidura de Santos.
En su momento, la directora del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, Marilú Méndez, coordinó una operación en la que agentes secretos hallaron en un barrio del sur de Bogotá dos morteros, planos de la Casa de Nariño, de la Plaza de Bolívar y de otras viviendas del sector. También se logró la captura de dos hombres, presuntos integrantes de las FARC.
Los morteros incautados en esa operación policial, al igual que otros elementos, eran similares a los utilizados por las FARC en los atentados del 7 de agosto de 2002, durante la ceremonia de posesión del entonces presidente Álvaro Uribe.
En esa fecha, un grupo de milicianos y guerrilleros de las FARC lanzó cohetes de fabricación artesanal contra la residencia presidencial, causando la muerte a 19 personas y heridas a otras 40.