En una alocución al país por radio y televisión, Uribe precisó desde la Casa de Nariño, la sede del Ejecutivo en Bogotá, que los narcoterroristas mataron al gobernador cerca del lugar en el que habían incendiado la camioneta en la que huían con él.
El vehículo fue hallado en Alto Brasil, paraje de la zona rural de Florencia, ciudad distante 562 kilómetros de la capital colombiana y en la que los terroristas secuestraron a Cuéllar el lunes por la noche.
El secuestro lo cometieron miembros de las FARC disfrazados de militares que irrumpieron en el domicilio del gobernador tras arrojar una granada contra la puerta de la vivienda, enfrentarse a los escoltas y asesinar a uno de ellos, además de dejar heridos a dos más.
En un comunicado leído a la prensa en Florencia por el ministro de Defensa, Gabriel Silva, los funcionarios y mandos de las fuerzas de seguridad advirtieron de que los terroristas habían instalado nueve "cargas explosivas" alrededor del vehículo, cargas que, según la nota, "pudieron ser desactivadas".
El documento fue divulgado tras un consejo de seguridad que reunió en Florencia a Silva, los comandantes de las Fuerzas Militares y el Ejército, los generales Freddy Padilla de León y Óscar González, respectivamente, y los directores de la Policía Nacional, el general Óscar Naranjo, el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, inteligencia estatal), Felipe Muñoz.