"Cuando se siente desafiado, el gorila macho se yergue sobre sus extremidades traseras, enseña su dentadura con expresión feroz y se golpea fuertemente el pecho, antes de cargar –o amagar una carga- contra su adversario. En estos lances, la sangre raramente llega al río. Lo más importante es la demostración de fuerza, la representación del poderío". Así comienza la crónica de Lluís Uría en La Vanguardia para narrar lo sucedido en la UE con Sarkozy y la polémica de los gitanos.
Dice el periódico catalán que "Nicolas Sarkozy ha acostumbrado a los franceses a periódicos golpes de pecho. En cuanto van mal dadas, el presidente francés saca la porra".
"La crisis abierta entre París y Bruselas a raíz de la campaña de expulsión de gitanos rumanos y búlgaros de Francia desencadenada este verano tiene su origen en una nueva –y particularmente fuerte- gesticulación del inquilino del Elíseo".
No obstante, La Vanguardia reconoce que "el ingreso de Rumanía y Bulgaria en la UE ha creado un problema en toda Europa con la afluencia incontrolada de roms, algunos de ellos dedicados profesionalmente a la mendicidad organizada y los pequeños hurtos". Y también reconoce que la expulsión de roms "poco tiene que ver con las deportaciones nazis evocadas alegremente por la comisaria Viviane Reding".
Pero vuelve a arremeter contra Sarkozy. "Lo nuevo, lo diferente, lo grave en este caso no es tanto la repatriación de los gitanos como su señalamiento público, su estigmatización colectiva. A Sarkozy, esta grosera maniobra puede acabar dándole rédito entre las clases populares –las más tentadas de votar a Le Pen-, pero habrá sido a costa de emponzoñar el clima político con un ambiente xenófobo".