Seis meses después de su llegada a la Casa Blanca el pasado 20 de enero, el 59% de los estadounidenses siguen teniendo una buena imagen de su presidente, aunque tal como vienen mostrando otras encuestas la desconfianza sobre algunas de sus políticas continúa en aumento.
Fundamentalmente las dudas surgen en torno a su plan de estímulo económico de casi 800.000 millones de dólares para intentar sacar a flote la maltrecha economía del país, el aumento del déficit federal y su plan de reforma sanitaria que parece que no acaba de convencer a la gente. Un 56% de los encuestados cree que la economía del país mejorará gracias a la política económica impulsada desde la Casa Blanca, frente a un 72% que defendía su gestión de la crisis al comienzo del mandato.
Además, seis de cada diez personas se opone a un segundo plan de estímulo económico, por temor a que el déficit federal siga escalando posiciones, debate que se ha instalado ya en el país aunque desde la administración siguen apostando públicamente por esperar a que el primero ofrezca resultados.