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La Policía militar chilena admite que durante la dictadura sometió a torturas a los presos políticos

La jefatura de Carabineros (Policía militarizada) de Chile admitió que durante la dictadura de Augusto Pinochet se sometió a torturas a los presos políticos, horas después de la entrega del Informe sobre la Tortura durante el régimen militar. El informe establece que en las torturas participaron todas las Fuerzas Armadas y Carabineros (policía militarizada), además de la DINA, la policía secreta de la dictadura y su sucesora desde 1978 la CNI (Central Nacional de Informaciones) y algunos "privados", en alusión a civiles que voluntariamente se prestaban a esas prácticas bárbaras.

LD (EFE) La tortura institucionalizada y sistemática para reprimir a los disidentes y aterrorizar a la población alcanzó en el Chile de Pinochet el extremo de la barbarie, según el informe entregado al presidente del país, Ricardo Lagos. El texto, que contiene testimonios de unas 35.000 personas, fue entregada por una comisión presidida por el obispo católico Sergio Valech.
 
El trabajo, del cual se conocieron algunos fragmentos, constata también que la práctica de la tortura no comenzó con el golpe militar que Augusto Pinochet encabezó el once de septiembre de 1973, sino antes, cuando un centenar de marinos que simpatizaban con el Gobierno de Salvador Allende fueron maltratados de forma salvaje por sus compañeros de armas.
 
El director de Carabineros, general Alberto Cienfuegos, quien asumió la jefatura el 27 de noviembre del 2001, dijo ante corresponsales extranjeros que "no podemos desconocer el pasado, es una cuestión que nadie puede poner en duda, pero yo respondo desde que se me entregó el mando de la institución".
 
Aunque el texto completo no se conocerá públicamente hasta que el presidente Lagos lo exponga ante el país, se conocieron algunos párrafos del informe y han causado horror, como es el caso de los marinos detenidos en agosto de 1973 acusados de tener un plan para apoderarse de los barcos de la Escuadra de Marina. Los acusados permanecieron colgados desnudos en cruces de madera a la intemperie durante días. Se les golpeó y aplicó electricidad, además de ser privados de agua y alimentos. Después se les encerró desnudos en tambores de gasolina que eran echados a rodar por pendientes, obligados a arrastrarse desnudos bajo redes de alambre de púa colocadas a escasa distancia del suelo cubierto de piedras aguzadas y vidrio molido.
 
Ya en la dictadura y en los casos más extremos, cuando los torturadores requerían información del preso, les quemaban con sopletes o ácido, les arrancaban las uñas, les obligaban a presenciar las torturas de otros detenido o de familiares, les sumergían hasta el borde de la muerte en agua, petróleo o aceite. Las mujeres eran sometidas a vejaciones sexuales por los torturadores que, a veces, utilizaban perros amaestrados con ese fin o les introducían ratas en la vagina.

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