Tanto el Ministerio de Defensa como el de Asuntos Exteriores han mostrado repetidamente su disposición a participar en una acción militar contra las tropas de Gadafi. La titular de Defensa, Carmen Chacón, se ha mostrado incluso más beligerante que el resto de sus colegas europeas, mientras que la de Exteriores, Trinidad Jiménez, ha protagonizado una gira por los países de la ribera sur del Mediterráneo en la que ha expresado la necesidad de intervenir militarmente en Libia.
Esa "escalada" verbal de Chacón y Jiménez supondría la ampliación de los escenarios bélicos en los que participa España, pese a que la misión en Afganistán se caracteriza por la precariedad material y la escasez de efectivos, según denuncias procedentes del propio Ejército. Para la operación militar en Libia, España ya ha ofrecido sus bases aéreas y ha puesto a disposición de la coalición internacional el portaaviones Príncipe de Asturias y un contingente de medio centenar de militares destacados en el escuadrón de aviones espías de la OTAN que se encarga de controlar la situación en Libia.