El Ministerio Público pidió a un tribunal de Tegucigalpa que se le abra un proceso a Manuel Zelaya, a dos de sus ministros y a un ex gerente de la telefónica estatal por falsificación de documentos en la aprobación de un decreto que autorizaba un gasto de 27 millones de lempiras (1,4 millones de dólares) en publicidad.
"Se presentó un requerimiento fiscal contra Manuel Zelaya y (su ex ministro de la Presidencia) Enrique Flores Lanza por fraude, abuso de autoridad y falsificación de documentos públicos", explicó el portavoz del Ministerio Público, Melvin Duarte. La denuncia afecta también a la ex ministra de Finanzas Rebeca Santos y al ex gerente de la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones Jacobo Lagos.
Según la Fiscalía, la denuncia se refiere a la aprobación, en enero de este año, de ese gasto en publicidad "argumentando una situación de emergencia", mediante un decreto que no cumplió con los requerimientos de la ley.
Esta denuncia, explicó Duarte, se une a las acusaciones de la Fiscalía General contra Zelaya por delitos "contra la forma de Gobierno, traición a la patria, abuso de autoridad y usurpación de poderes", formuladas después de que el 28 de junio fuera detenido, expulsado del país y destituido por el Congreso.
Las acusaciones tienen su origen en una consulta popular que Zelaya intentaba celebrar el 28 de junio para promover una Asamblea Constituyente, a pesar de que había sido declarada ilegal por varias instituciones del Estado.
Sobre Zelaya pesa una orden de captura por esas acusaciones y el Gobierno de Roberto Micheletti, nombrado presidente por el Congreso, del cual era titular, ha advertido de que si regresa al país será detenido.
Mientras la Fiscalía denunciaba a Zelaya, la Policía y el Ejército dispersaron este viernes a grupos de seguidores de Zelaya que pretendían bloquear la salida de Tegucigalpa hacia el norte del país.
"Ha habido una enorme represión (...) Hay heridos, hay golpeados, han tirado bombas lacrimógenas y tengo entendido que hay detenidos", informó el sindicalista y dirigente del Frente de Resistencia contra el Golpe, Carlos H. Reyes. Sin embargo, Reyes no precisó cuántos manifestantes había ni cuántos fueron heridos o detenidos, mientras que la Policía aún no ha emitido un reporte de los hechos.
Los simpatizantes de Zelaya, que vienen manifestándose diariamente desde el 28 de junio pasado, también bloquearon otras carreteras en el oeste y el centro del país. El Ministerio de Seguridad anunció en un comunicado que los agentes de la Policía Nacional "tienen instrucciones específicas" de proceder al "desalojo" inmediato de los manifestantes que obstaculicen "la libre circulación de personas y vehículos".
El Gobierno de Micheletti ha restado importancia a las primeras sanciones de EE.UU. -la suspensión de visados diplomáticos a cuatro funcionarios- por el golpe contra Zelaya, y parece ganar tiempo en el proceso de diálogo que está bajo la mediación del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, para superar la crisis. Micheletti pidió el miércoles a Arias, en una carta, ampliar el diálogo a la sociedad civil hondureña, para lo que le solicitó el envío de una misión al país.
El Parlamento hondureño aplazó hasta el próximo lunes el informe de una comisión sobre la amnistía política incluida por Arias en su propuesta de solución al conflicto, que Micheletti ha sometido a consulta con otros organismos del Estado, como el Congreso, que ha aplazado hasta el lunes su decisión sobre la propuesta de conceder una amnistía a Zelaya.
El principal punto de la propuesta es el restablecimiento de Zelaya en la Presidencia, algo a lo que Micheletti se niega tajantemente . Zelaya permanece en Ocotal, localidad nicaragüense cercana a la frontera con Honduras, donde, según ha dicho reiteradamente después de fracasar la semana pasada en un intento de regresar a Honduras, organiza la "resistencia" contra Micheletti.
La esposa de Zelaya, Xiomara Castro , también continúa desde el martes en la ciudad fronteriza de El Paraíso, en espera de cruzar a Nicaragua para reunirse con él, mientras la zona limítrofe se encuentra en una aparente calma, aunque bajo el toque de queda.