Pocas veces la reelección de un secretario general de la Organización de Estados Americanos ha generado tantas dudas entre sus miembros sobre todo cuando se trataba del único candidato. Hace cinco años, José Manuel Insulza se disputó el cargo con el mexicano Luis Ernesto Derbez y necesitó hasta cinco votaciones para finalmente ser elegido. Esta vez, su camino no ha sido tan complicado pero sí ha estado lleno de dudas.
Uno de los episodios políticos que más sacudió el continente americano en 2009 fue la crisis de Honduras. Tras la destitución de Manuel Zelaya al frente de la presidencia por sus pretensiones anticonstitucionales y con el nombramiento de Roberto Micheletti como sucesor, la OEA liderada por Insulza inmediatamente tomó partido por el ex presidente y decidió "suspender de manera inmediata el derecho de participación en la institución" a Honduras al tiempo que readmitía a Cuba. El organismo tomó esa determinación sin siquiera dar la oportunidad al nuevo Ejecutivo de explicarse pese a que la destitución fue acordada por todas las instituciones del país. Insulza tuvo un papel preponderante en este proceso.
Una "aclamación" no muy aclamada
Durante estos últimos meses, Insulza dejó de lado sus tareas al frente de la OEA -con pataleta incluida- para lograr por todos los medios una anhelada reelección, en especial después de un editorial del diario The Washington Posten el que se señalaba la poca conveniencia de que el chileno siguiera al frente y exigiendo al gobierno de Barack Obama que presentara una alternativa fuerte para evitarlo. Otros países como Perú también opinaron que lo mejor en estos casos sería que hubiera otro candidato y uno de los nombres que apreció como una posibilidad -y que parece tenía el apoyo de muchos- fue el de Óscar Arias, entonces presidente de Costa Rica. Sin embargo, él mismo rechazó que eso pudiera ocurrir.
Pese a que Insulza lo intentó por todos los medios, Venezuela o Nicaragua no llegaron a apoyar abiertamente el chileno, algo que sorprendió a muchos ya que en los últimos tiempos su relación con el gobierno bolivariano había mejorado mucho, no sólo porque tomó partido en la crisis hondureña, provocada por Chávez, sino porque rechazó opinar sobre la situación de la oposición venezolana escudándose en la necesidad de no injerir en la política local de sus miembros.
Ahora Insulza ha logrado su tan ansiada reelección y además por "aclamación" y no por votación secreta como todos esperaban. Seguirá entonces al frente del despacho principal del organismo, paradójicamente ubicada a unos 200 metros de la Casa Blanca. El mismo embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton, dijo que "por razones de puritanismo democrático no somos partidarios del concepto de aclamación… Pero como un gesto de buena voluntad, mi delegación ofrece su apoyo a la reelección de José Miguel Insulza". El representante de Nicaragua, Penio Moncada, no se mostró tan comprensivo y subrayó su rechazo a la reformulación de la carta democrática.
Este proyecto es defendido por EEUU, Perú y Chile y busca tener mayor control sobre temas como la libertad de expresión, un punto en crisis en países como Venezuela. El ministro de Exteriores chileno dijo que "no se pretende interferir en asuntos internos, pero la OEA debería disponer de capacidad operativa para prevenir las crisis, ese es un debate que debemos tener".
Desde Perú: "Se ha reelegido a un anestesiólogo"
El gobierno no ha hecho grandes declaraciones sobre la reelección aunque su canciller, José Antonio García Belaunde, dijo que Insulza "tiene que conducir una política que los 34 países miembros quieran" y que tiene que avanzar en temas como la paz, seguridad y armamentismo. Éste último punto es a lo que más se ha referido a nivel continental el presidente Alan García en los últimos meses.
Un reconocido miembro del APRA, partido del presidente García, se mostró contrariado por el nuevo periodo que Insulza tendrá al frente de la OEA. Luis Gonzales Posada, que fue canciller en el primer gobierno aprista (1985-1990) y que en la actualidad es congresista, señaló a la emisora RPP que "se ha reelegido a un anestesiólogo en política internacional, porque ha mantenido durante cinco años adormecida a una organización tan importante como la OEA, en vez de revitalizarla, impulsarla y darle fuerza creativa".
Gonzales Posada dijo que "de la OEA tengo la impresión que es un carro poderoso, de gran motor, pero que tiene las cuatro llantas desinfladas. La OEA reúne todas las características para que sea un gran foro de debate y de solución a los grandes problemas regionales, pero lamentablemente no lo ha sido".