Aunque este domingo el presidente peruano Alan García defendió su posición acerca de la necesidad de controlar la carrera armamentista en Sudamérica -encabezada sobre todo por Venezuela tras sus últimas compras a España, Rusia y China-, la primera jornada de trabajo de esta 40ª Asamblea General de la OEA ha estado centrada en la situación de Honduras.
El país centroamericano fue apartado de la organización tras el proceso de destitución de Manuel Zelaya que provocó su expulsión del país por violar la Constitución hondureña, una decisión que fue respaldada en su momento por la inmensa mayoría de las instituciones y por los poderes del Estado. Antes de que se permitiera dar una explicación al nuevo Ejecutivo de Roberto Micheletti, la OEA y su secretario general José Manuel Insulza -que acaba de empezar su segundo periodo al frente del organismo-, seguramente presionado por Hugo Chávez, el verdadero mentor de Zelaya, ya había decidido el destino de Honduras: su expulsión temporal.
Ahora, con motivo de esta importante cita en la capital peruana, existe la posibilidad del regreso de Honduras al seno de la OEA. El canciller salvadoreño Hugo Martínez señaló que "ha habido acercamientos muy importantes entre los estados durante el almuerzo que permitirán tener un acuerdo importante" y agregó que "hay voluntad de arribar a un consenso". De hecho, dijo que los responsables de la diplomacia regional habían abarcado el tema durante varias horas y que existía un consenso para la creación de un "grupo de trabajo" para evaluar las condiciones de dicho regreso.
Por su parte, Hillary Clinton, secretaria de Estado de EEUU, apuntó que "es hora de mirar adelante y dar la bienvenida a la vuelta de Honduras a la comunidad interamericana" ya que Porfirio Lobo y su ejecutivo habían "demostrado un compromiso fuerte y consistente con el orden constitucional y la gobernabilidad democrática".
Este mismo lunes, el ministro de Exteriores peruano José Antonio García Belaunde, anfitrión de la cita, dijo que se decidirá "la creación de un grupo de expertos de alto nivel que designará el secretario general de la OEA para que evalúe la situación jurídica y política de Honduras a la luz de la resolución que la suspendía de la organización". Subrayó además que "la comisión tendrá un plazo máximo hasta el 31 de julio para emitir una recomendación que servirá de base para una decisión".
Pero no todo fue positivo ya que Ricardo Patiño, canciller ecuatoriano, tal vez expresando la posición del bloque bolivariano de Chávez, dijo que no pensaba reconocer las elecciones hondureñas y por lo tanto al presidente democráticamente elegido mientras "se sigan cometiendo violaciones de derechos humanos" y Zelaya continúe "perseguido judicialmente". Por su parte, Brasil, país que albergó en su residencia en Tegucigalpa a Zelaya, dijo a través del secretario general de la cancillería brasileña, Antonio de Aguilar Patriota, que reemplaza al ausente canciller brasileño Celso Amorim, que "el regreso de Honduras a la OEA tiene que estar asociado con medidas específicas para la redemocratización y el establecimiento de los derechos y garantías fundamentales" subrayando que "es esencial crear condiciones para la plena participación del ex presidente Manuel Zelaya en la vida política de Honduras".