"Claro que nos estamos rearmando. Ahora tenemos más misiles y cohetes que hace dos años", declaró un miembro de Hezbolá, bajo condición de anonimato, al diario británico 'The Guardian' en referencia a la pasada guerra de 2006 entre Líbano e Israel.
La actual presencia de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) ha obligado a Hezbolá a abandonar sus posiciones en la frontera con Israel. "Hemos tenido que abandonar o dinamitar algunos de nuestros búnkeres y posiciones de combate, pero seguimos contando con una capacidad operativa plena en el sur del país", aseguró el comandante, quien aventuró una nueva incursión israelí "pronto, si no este invierno, quizás la próxima primavera, cuando el terreno no sea demasiado blando para los tanques".
La modificación de las posiciones de Hezbolá en el sur del país da a entender, según el experto militar Andrew Exum, que los terroristas "están endureciendo sus posiciones de cara a una próxima ronda de enfrentamientos, alejándose de la FINUL para proteger Beirut y el valle del Bekaa".
La semana pasada, comandos israelíes incautaron un barco con más de 400 toneladas de armas que, según Tel Aviv, partieron desde Irán con destino Líbano para rearmar a Hezbolá, que mientras tanto, según el diario británico, está reconstruyendo sus líneas de defensa al norte del río Litani. La organización, no obstante, ha desmentido que las armas incautadas por Israel fueran suyas.
Estas declaraciones contrastan con el actual momento de estabilidad política que atraviesa el país, bastante inusual durante los últimos dos años ya que los partidos de la oposición libanesa, incluido Hezbolá como grupo político, accedieron este viernes a la formación de un gobierno de unidad nacional propuesto por el primer ministro electo, Saad al Hariri.