Desde que comenzó la crisis en Libia, todo el mundo ha condenado la actuación de Gadafi que ha provocado cientos de muertos en las últimas semanas. Todos menos los de siempre, es decir, Hugo Chávez y Fidel Castro. El primero ha intentado explicar lo que ha venido ocurriendo, señalando que Gadafi se enfrentaba a intereses extranjeros y mostró su respaldo "al Gobierno y a la independencia de Libia".
Pero esta buena relación es ya de larga data, y en uno de sus encuentros -a fines de septiembre de 2009- mostraron su gran sintonía. Durante la II Cumbre América del Sur-África en la isla caribeña de Margarita, ambos firmaron varios acuerdos en materia energética y en una declaración conjunta mostraron "su rechazo al intento de vincular la legítima lucha de los pueblos por la libertad y la autodeterminación" y renovaron "su llamamiento a celebrar una conferencia internacional con el fin de definir y determinar el concepto de terrorismo".
Además, el presidente de Venezuela dirigió un breve discurso para reiterar que "hoy más que ayer, mañana más que hoy" tanto él como Gadafi seguirán trabajando "para acabar con el imperialismo". También le regaló a quien definió como su "hermano" una réplica de la espada del héroe de la independencia Simón Bolívar: "Esta espada está viva y hoy anda por América Latina en nombre de nuestro pueblo, de la revolución bolivariana, la entrego a ti, soldado revolucionario, líder del pueblo libio, líder de los pueblos del África".
Pero no se quedó ahí sino que incluso comparó directamente a su amigo Gadafi -quien en los últimos días ordenó a su fuerza aérea que bombardeara a sus compatriotas- con su admirado Bolívar. "Gadafi es para Libia lo que Bolívar es para nosotros" dijo y agregó "son signos de la fuerza que tiene la Revolución Bolivariana (…) la fuerza de la Revolución Suramericana (que) fue capaz de atraer aquí a Muamar al Gadafi".