Sólo una noticia rivaliza en las portadas alemanas con el robo del coche oficial de Ulla Schmidt, la ministra de Salud: el regreso de Schumacher a las pistas. Y ambos acontecimientos tienen entornos muy cercanos. El vehículo fue robado en Denia, donde Schmidt pasaba sus vacaciones, y hallado en Valencia; el piloto, idolatrado en su país, volverá a correr también en la capital del Turia.
El motivo del escándalo es el hecho de que Schmidt se hubiera llevado el vehículo, oficial, a España. La oposición critica el coste de haber trasladado el coche, un Mercedes blindado, a más de 2.400 kilómetros de distancia con chófer incluido; desde el Ministerio de Salud, alegan que la ministra tenía previstos actos oficiales.
Schmidt está ya de vuelta a su país y nada más llegar dio una rueda de prensa en la que se defendió de las críticas. La ministra, miembro del SPD, que gobierna el país junto a la CDU de Angela Merkel en la llamada grosse Koalition, alegó que manejaba con cuidado el dinero de los impuestos de los alemanes. Apuntó además que siguió la normativa referida al uso correcto de coches oficiales e indicó que había enviado toda la documentación al Tribunal de Cuentas. También habló de “campaña” orquestada contra su formación.
Sus explicaciones, sin embargo, no han impedido que las consecuencias políticas vayan más allá. El revuelo causado, el mismo que llevó a los ladrones a abandonar el coche, ha llevado a su jefe de filas, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, a prescindir de ella en el equipo electoral con el que concurre a las elecciones del 27 de septiembre. Schmidt, con una larga trayectoria en el SPD, se quedaría así fuera del cartel electoral aunque Steinmeier apuntó ante los medios este miércoles que la situación se mantendrá “hasta que se aclaren las dudas”, dejando así un pequeño resquicio abierto para la incorporación de Schimdt en el futuro.
La ministra, en la rueda de prensa en la que dio su versión de los hechos ante los medios, indicó que la decisión la habían tomado de común acuerdo y que buscaban no perjudicar la campaña socialista.
La prensa alemana, sin embargo, no tiene tan claro que Schmidt vaya a librarse tan fácilmente del escándalo, que salió a la luz en uno de los lugares predilectos de los turistas del país. Hablan ya de un “destino” político incierto para la socialista y algunas voces apuntan ya que la ministra debería marcharse también del Gobierno, si ya ha perdido incluso la confianza de su jefe de filas en el partido. En Alemania, en apenas tres días se ha pasado del robo de un coche en Denia a una investigación y a la asunción de responsabilidades por parte de la ministra y de su formación política. Las comparaciones con otros asuntos más domésticos son inevitables.