Shabaz Bhatti fue asesinado el pasado 2 de marzo por terroristas islámicos y de una forma brutal. Más de veinte fueron los disparos que acabaron con la vida del único ministro cristiano de Pakistán. Ahora esta minoría se queda sola y desamparada, a merced de los extremistas y con la más que probable desaparición del único ministerio que les daba voz.
Su defensa de la campesina cristiana Asia Bibi, condenada a la horca, y su oposición frontal a la Ley Antiblasfemia provocó que estuviera en el punto de mira de los islamistas, que pedían su muerte desde hacía tiempo.
Él sabía que moriría pronto. Lo dijo en varias entrevistas. Sin embargo, no quiso dar un paso atrás ni ceder al chantaje de los radicales islámicos. Su defensa de las minorías religiosas del país fue la única esperanza para los cristianos de este país, discriminados por no ser musulmanes.
Esta actitud valiente y el haber sido asesinado por su fe ha provocado que los obispos de Pakistán, conscientes y testigos directo de la situación del cristianismo allí, han pedido a la Santa Sede el reconocimiento del martirio, paso previo en un proceso de beatificación. Los prelados lo debatirán en una asamblea general.
Uno de ellos, Andrew Francis, obispo de Multán, redactor de esta propuesta, ha asegurado "Bhatti es un hombre que ha dado su vida por la fe cristalina en Jesucristo. Nos corresponde a nosotros los Obispos señalar su historia y su experiencia a la Iglesia en Roma para pedir el reconocimiento oficial de su martirio", tal y como recoge la agencia Zenit.
En el funeral celebrado en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima de Islamabad, el arzobispo de esta ciudad afirmaba que Bhatti "es un hombre que dio su vida por la fe. Estoy seguro de que la Iglesia, siguiendo sus tiempos, lo proclamará mártir". El entierro tuvo que celebrarse bajo estrictas medidas de seguridad ante el temor de nuevos atentados. Allí estaban los familiares, diplomáticos y políticos locales, incluido el primer ministro.
Tras pedir que todos los cristianos tomen ejemplo de este ministro que provenía de una aldea fundada por los dominicos y donde había una convivencia ejemplar entre cristianos y musulmanes, Bhatti "chocó con la dura realidad de las condiciones de vida de los cristianos en Pakistán, marcada por el sufrimiento, la discriminación y la pobreza. Quedó impresionado y entristecido y este fue el impulso para su compromiso social y político".
El ministro sabía que más tarde o más temprano moriría asesinado por los radicales. Un amigo del ministro católico envió un vídeo a la BBC y a Al Jazeera, que se emitiría si era asesinado. Iba destinado a los musulmanes: "quiero compartir el mensaje de amor con el mundo musulmán. Este es el único mensaje que puede hacer que el mundo musulmán salga del círculo cerrado de odio y asesinatos", aseguraba de manera tranquila este cristiano.
"Estoy preparado para morir por defender los derechos de mi comunidad y de las personas que sufren, incluso hasta morir a causa de mis principios. Prefiero morir por mis principios y la justicia de mi comunidad antes que hacer concesiones por estas amenazas", aseguraba en el vídeo
De hecho, su testimonio espiritual salió publicado ya en Italia en un libro sobre los cristianos en Pakistán. Tenía clara su misión de proteger a las minorías religiosas pese a los riesgos que conllevaba. "Me han propuesto altos cargos de gobierno y se me ha pedido que abandone mi batalla, pero yo siempre lo he rechazado, incluso poniendo en peligro mi vida".
"Muchas veces los extremistas han tratado de asesinarme o de encarcelarme; me han amenazado, perseguido y han aterrorizado a mi familia. Los extremistas, hace unos años, pidieron incluso a mis padres, a mi madre y a mi padre, que me convencieran para que no continúe con mi misión de ayuda a los cristianos y los necesitados, pues de lo contrario me perderían. Pero mi padre siempre me ha alentado. Yo digo que, mientras viva, hasta el último aliento, seguiré sirviendo a Jesús y a esta humanidad pobre, que sufre, a los cristianos, a los necesitados, a los pobres". Este párrafo es un resumen de su vida. ¿Será posible ver a este cristiano asesinado algún día en los altares? El tiempo lo dirá, pero su muerte a favor de los perseguidos está más que acreditada.