Después de que este martes el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, calificara de "apocalipsis" lo que está pasando en Japón y aumentara aún más la alarma entre los medios, el alemán ha insistido en sus pronósticos.
"En las próximas horas corremos el riesgo de asistir a una nueva catástrofe de gran peligro para los habitantes y el bienestar del archipiélago" japonés, señaló en su comparecencia sobre la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo. Tras declaraciones tan inquietantes como éstas, Oettinger se mostró después partidario de "no caer en el pánico".
Las declaraciones de Oettinger, que carece de formación en la materia -es economista-, no estaban basadas en datos que pudieran llegarle en función de su cargo. Según reconoció una portavoz de prensa del comisario, intentando relativizar sus declaraciones, el alemán no tenía "ningún acceso privilegiado" a la información sobre la catástrofe y los datos con los que vaticinó un apocalipsis procedían de la OIEA, de la delegación de la UE en Japón y de los medios de comunicación. La portavoz añadió que se trataba sólo de un "temor personal".
¿Cuál sería entonces la razón última del alarmismo de Oettinger? La clave puede estar en la situación política en Alemania, donde en pocas días se celebran elecciones regionales en varios estados clave. Oettinger es un viejo conocido de la política alemana. Miembro de Ejecutiva de la CDU, ha tenido una dilatada trayectoria en el partido. De 2005 a 2010, antes de marcharse a la UE con un jugoso cargo, fue el presidente de la región de Baden-Württemberg, que este 27 de marzo elige nuevo Gobierno.
En la región las elecciones están muy igualadas. La CDU, en el poder desde la II Guerra Mundial, podría perder por primera vez el Gobierno por el auge de Los Verdes. Los ecologistas, según arrojan los resultados de las encuestas, pueden lograr una mayoría suficiente para gobernar con los socialistas. De ahí que el tema de las nucleares se esté convirtiendo en un tema central de la campaña germana.
Los resultados de las regionales pueden tener, además, consecuencias directas para la propia Merkel porque pueden acarrear un nuevo reparto en los escaños en el Bundesrat, la cámara regional alemana, similar a nuestro Senado. Si los resultados son malos para el partido de la canciller, podría perder la mayoría de los 27 escaños en juego y complicarse así la gobernabilidad del país.
No son los únicos comicios que se celebran este año, aunque quizás sí los más importantes para el futuro político de Merkel tras una primera derrota en las elecciones de febrero en Hamburgo. Las encuestas son también negativas para Merkel en Renania-Palatinado, donde el SPD conservaría el poder, y podrían complicársele en Sajonia-Anhalt, donde la CDU sería la más votada pero sería rebasada por una alianza entre verdes y socialistas.
Además de los tres comicios de marzo, en mayo se elige gobierno en Bremen y en septiembre se celebran elecciones en Mecklemburgo-Antepomerania y Berlín.