La disculpa fue trasmitida por los abogados de Tartaglia, un hombre de 42 años que está bajo tratamiento psiquiátrico desde hace diez años.
Asimismo, Tartaglia alegó que actúo "solo" y afirmó que no es "el asesino de nadie", según informaciones de los medios locales. Los abogados aclararon que su cliente no milita ni tiene afiliación política con algún partido en concreto. Sin embargo, ante las autoridades Tartaglia habría confesado que agredió a Berlusconi por el "odio" que siente hacia su política y por las palabras pronunciadas durante su último discurso.
Dos de las personas que se encontraban en la multitud que rodeaba a Berlusconi a su salida del mitin relataron a la prensa que trataron de advertir al personal de seguridad de los supuestos planes de Tartaglia, después de ver lo agitado que estaba y de escuchar cómo amenazaba con arrojarle un objeto al primer ministro italiano.
No obstante, el policía con el que hablaron habría restado importancia a esta denuncia, lo que ha llevado a las autoridades a intentar localizar al agente para preguntarle por su versión de los hechos.