L D (J. Arias Borque) El pasado jueves, la ministra de Defensa completó la visita a las tropas españolas desplegadas en el exterior desplazándose hasta Kosovo. Allí, ante la sorpresa de propios y extraños, anunció el regreso de los soldados antes del otoño. "Habéis hecho un gran trabajo, habéis devuelto la esperanza a este pueblo", dijo, "es hora de iniciar el regreso a casa", concluyó.
Apenas unas horas después, el secretario general de la OTAN, Jaap De Hoop Scheffer, recordaba que la decisión de España era "legítima", pero censuraba abiertamente que fuese una medida "unilateral". Según desveló, el Ejecutivo Zapatero había informado oficialmente de esa decisión a la organización atlántica tan sólo veinticuatro horas antes. Además, señalaba que la misión en la región balcánica no estaba concluida, al contrario de lo que había dejado entrever Chacón. "Personalmente pienso que las condiciones de seguridad no se dan en Kosovo", agregó De Hoop Scheffer.
El viernes, pese a los intentos del Gobierno, la retirada de las tropas se convirtió ya en un problema internacional para el Ejecutivo español. En un primer momento, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo desde Bruselas que no tenía "ninguna constancia" del malestar de la OTAN y señaló que "la decisión es sólo de España". Tras esto, sentenció: "No hay tema". En la misma línea se expresó en Madrid la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, quien dijo que España había avisado "hace ya muchos meses" a la organización atlántica de su decisión.
El enfado de Estados Unidos
Sin embargo, el golpe definitivo al Gobierno llegó desde la Administración Obama. En su comparecencia diaria ante los medios de comunicación, el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Robert Wood, aseguró que "estamos profundamente decepcionados por la decisión que ha tomado España" y "estamos sorprendidos". Recordó que, en 1999, los aliados de la OTAN acordaron "entrar en esto juntos y salir de esto juntos". Los periodistas norteamericanos preguntaron en varias ocasiones sobre la fiabilidad de España como aliado, lo que hizo que Wood repitiese hasta en cuatro ocasiones la "profunda decepción" del gobierno norteamericano.
Las duras críticas estadounidenses pusieron en marcha a la maltrecha diplomacia española que, aprovechando la presencia en Washington del número dos del ministerio de la Presidencia, Bernardino León, intentaron suavizar el problema. De hecho, lo hicieron durante una reunión que ya estaba programada con el asesor de Seguridad Nacional de la Administración Obama, James Jones.
Desde Kosovo, el teniente general del Ejército italiano Guissepe E. Gay, comandante en jefe de la fuerza internacional de la OTAN en la zona (KFOR) afirmó que tuvo conocimiento oficial de la retirada del contingente militar español el mismo jueves.
El sábado, el Ejecutivo Zapatero reconoció que no se explicó bien la retirada de tropas de Kosovo a los países aliados. Bernardino León dijo que "el anuncio lo hizo la ministra de Defensa, explicando que se trataría de una salida gradual, no sirvieron para explicar, hasta el punto que hubiera sido necesario, la voluntad de España de coordinarlo en el tiempo". Además, el número dos de presidencia filtró a los medios de comunicación que el repliegue en los Balcanes podría paralizarse. Desde el PP, el europarlamentario Antonio López Istúriz criticó que "Carmen Chacón no tiene ni idea de cómo comportarse con los aliados".
La descoordinación del Gobierno y las críticas europeas
El domingo, algunos medios de comunicación llevaron a sus portadas la filtración de Léon sobre la paralización del repliegue de los tropas, lo que fue desmentido por la ministra de Defensa, quien a través de un comunicado se reafirmó en que los soldados españoles abandonarán Kosovo antes del otoño.
Además, se conoció la descoordinación absoluta que hubo dentro del Ejecutivo tras el anuncio. Y es que ni el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ni el embajador en Estados Unidos, Jorge Dezcállar, ni el representante español en la OTAN, Carlos Miranda, habían sido avisados de la decisión del Gobierno. Por lo tanto, no fueron capaces de atender a los primeros requerimientos de la Administración Obama y de la OTAN tras el anuncio de Chacón.
Las duras críticas a la decisión unilateral del Ejecutivo siguieron llegando desde Europa durante toda la jornada. El ministro de Exteriores de la República Checa –país que ostenta la presidencia de turno de la UE–, Karel Schwarzenberg, la calificó como "una decisión deplorable" y mostró su esperanza en que "no sirva de ejemplo". Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores polaco, Rakoslaw Sikorski, comparó la "espantada" de Kosovo con otra retirada polémica, la de Irak. "Eso es normal en España. Ya lo hizo en Irak, ¿no?", sentenció.
Cómo hay que retirarse
Las críticas recibidas por el Gobierno español por la retirada de las tropas no han llegado por el repliegue en sí, sino por las formas utilizadas para hacerlo. Al no reconocer España la independencia unilateral de la región serbia de Kosovo tenía poco sentido que los militares españoles continuasen en la zona, pero habría que haber seguido los cauces establecidos para llevarlo a cabo.
Fuentes militares consultadas por Libertad Digital señalan que existían múltiples formas de hacerlo correctamente, salvo, claro está, la que se ha elegido. Una de las opciones habría sido avisar oficialmente al Consejo Atlántico, de modo que la OTAN pudiese haber elaborado en unos meses un plan para el repliegue de las fuerzas españolas. Otra manera correcta de hacerlo habría sido que España hubiese anunciado su retirada de tropas durante una cumbre ministerial de la Unión Europea, lo que hubiese permitido igualmente que se hiciese un plan escalonado del repliegue.
La situación en Kosovo se ha normalizado de forma importante desde que la KFOR se desplegase por primera vez en la zona. De hecho, la OTAN ya ha llevado a cabo una importante reducción de tropas, por lo que habría sido aún más recomendable haber esperado hasta la siguiente reducción de unidades para haber abandonado la zona.
Es más, las mismas fuentes consultadas destacan que la salida se podría haber hecho, incluso, ganando algo de prestigio internacional. La forma hubiese sido notificando la retirada de las tropas de una forma correcta y anunciando, además, que un número similar al de los efectivos retirados se destinarían a aumentar el número de tropas españolas desplegados en Afganistán, pues, internacionalmente, la misión en el país asiático es más importante que la que se lleva a cabo en Kosovo.
Durante los últimos meses, la Administración Obama ha apoyado públicamente el envío de más tropas a Afganistán, y ha pedido la colaboración de los países aliados para ello. El Gobierno Zapatero viene estudiando desde hace meses el envío de más tropas al país asiático. Ahora, es posible que España envíe más tropas a la zona para tapar el tropezón internacional de Kosovo. Es decir, se pasa de poder haber ganado algo para el maltrecho prestigio internacional español a estar casi obligados a hacerlo.
El prestigio ante los aliados
El despliegue de tropas no reducirá, según las fuentes militares consultadas por este periódico, la influencia internacional de España en el exterior. "No vamos a perder influencia porque antes de esto ya éramos considerados como poco fiables". Para justificar esta afirmación, recuerdan que España iba a estar en el puesto de mando del Cuartel General de la ISAF y que el Ejecutivo Zapatero dio la espantada, sin dar explicaciones, durante la cumbre ministerial de la UE que se celebró en Sevilla en 2006. De hecho, tras esta decisión, la base de la OTAN en Bétera (Valencia) perdió casi toda su importancia y muchos países han decidido retirar de ella las unidades militares que iban a destinar a la misma.
Además, recuerdan que todas las limitaciones con las que los militares de nuestro país acuden a misiones internacionales –las tropas desplegadas en Afganistán no se desplazan a otras provincias en misiones puntales de apoyo a los militares de otros países aliados, no salen de noche, sólo patrullan en vehículos...– también resta credibilidad a la presencia española en el exterior.