Ramón Villeda Bermúdez, importante personalidad política hondureña, miembro del Partido Liberal –el mismo al que pertenecen Micheletti y el depuesto Zelaya– y actualmente uno de los directores del Banco Central de Honduras, ha dirigido una carta pública a Barack Obama, en una clara muestra de protesta por el trato que viene recibiendo el Gobierno de Honduras
Para empezar, Villeda le pregunta a Obama si su embajador en Honduras le ha dicho "que aquí no hay un tan solo militar ocupando cargos públicos", si "le ha informado que la Constitución y las leyes de Honduras se continúan aplicando y respetando", que "no se disparó contra ese avión, como quería Chávez para provocar otra acusación" o si le han contado "que en Honduras el Poder Judicial y el Poder Legislativo operan normalmente, sin ninguna interferencia".
Además, cree que no es sorpresa la actitud de EEUU ya que "no es la primera vez que se equivoca y abandona, en momentos críticos, a un aliado y amigo", lo cual, en su opinión, "tiene una lógica que debe leerse en inglés porque es imposible traducirla al español". El político hondureño cree que se puede achacar a que "si observamos el desorden financiero norteamericano", es lógico que "tiene que fijar prioridades nacionales y nuestra pequeña república centroamericana, ciertamente, ocupa en su agenda uno de los últimos renglones".
Además, cree que detrás de la actitud de EEUU puede haber otros intereses: "Si en estos momentos Estados Unidos está restableciendo las relaciones con Venezuela, que le aseguran el petróleo, ¿qué puede importar la minúscula Honduras, en el tablero del ajedrez comercial y financiero?" O piensa en otra posibilidad: "Si por añadidura la Casa Blanca necesita el apoyo latinoamericano en las votaciones de la OEA, y más en las Naciones Unidas, entiendo que quieren demostrar que no apoyan a los militares hondureños".
Después de criticar varias decisiones de EEUU como el recorte de ayudas a Honduras, Villeda termina señalando: "Admirado presidente: Yo soy hijo de un queridísimo ex presidente de Honduras que fue derrocado en 1963 por un golpe de Estado militar. Tengo en mis manos la carta de solidaridad que le envió entonces el presidente John F. Kennedy a mi padre. Entiendo mejor que ustedes lo indeseable que son las acciones de fuerza, pero lo invito a escuchar también a otras personas que tienen capacidad para ser objetivas. Mi padre también era médico y, cuando un paciente estaba grave, recomendaba: –"Escuche una segunda opinión"–. El amor por la democracia no debe cegarnos".