LD (Agencias) La ciudad de Sarajevo ha sufrido uno de los mayores asedios bélicos de la historia moderna. Considerada en el siglo pasado la "perla de la Turquía europea, después de Estambul", en ella han convivido tradicionalmente judíos cristianos ortodoxos, católicos y musulmanes. Durante la época de la antigua Yugoslavia era el principal ejemplo de mestizaje entre las distintas etnias del país. En su casco antiguo se mezclan torres de iglesias católicas, cúpulas de iglesias ortodoxas, con los alminares de las mezquitas y dos sinagogas, que dan a la ciudad una fisonomía muy característica.
La guerra bosnia comenzó el 6 de abril de 1992, cuando Bosnia fue reconocida por EEUU y la entonces Comunidad Europea como país independiente. Los serbios residentes se negaron a formar parte de esa nueva república y autoproclamaron al día siguiente la República Serbia de Bosnia Herzegovina, con Sarajevo como capital. Las milicias serbias se hicieron con el control de la mayoría de los barrios colindantes, mientras el Gobierno central, de mayoría musulmana controló el casco urbano, donde en el inicio de la guerra vivían unas 550.000 personas.
Dos años después la población era de unas 380.000, de ellas, 30.000 croatas, 60.000 serbios leales al gobierno, y 300.000 musulmanes, aproximadamente. Sarajevo se convirtió desde el principio en pieza clave de la guerra, su control era fundamental tanto para las tropas bosnias como para las milicias serbias. Fue bombardeada por primera vez el 2 de mayo de 1992, cuando los tanques de la antigua Yugoslavia federal se apostaron en un puente sobre el río Miljacka. Aquella mañana salió también el último tren, entonces se cerró el tráfico terrestre y aéreo con la capital bosnia y la ciudad quedó sitiada por las fuerzas serbobosnias.
Sarajevo sufrió bombardeos desde posiciones serbias en los montes de los alrededores, como los de los días 25 y 26 de agosto de ese año, cuando la lluvia de setecientas bombas causó cuarenta muertos y doscientos heridos, además de daños materiales irreparables como la destrucción de la Biblioteca Nacional. Pero lo más impactante fue cuando los ataques se dirigían directamente contra la población civil, como el bombardeo del 30 de agosto de ese verano contra un mercado atestado de personas que causó una veintena de muertos y decenas de heridos. Otro de los mayores ataques fue el que se produjo el 6 de enero de 1994, durante la celebración de la Nochebuena ortodoxa, cuando cayeron más de mil proyectiles.
Un mes después, el 5 de febrero tuvo lugar uno de los acontecimientos más sangrientos e inhumanos de esta guerra: el ataque al mercado central de Sarajevo, en el que murieron 69 civiles y otros 197 resultaron heridos. Esta acción provocó la inmediata reacción de las tropas de la OTAN, que lanzaron un ultimátum a los serbios para que retiraran su artillería pesada de los alrededores de la capital.
El 28 de agosto de 1995, 39 personas murieron y 90 resultaron heridas en la explosión de cinco obuses serbios frente a un céntrico mercado y un hospital. Como represalia, los aviones de la OTAN bombardearon objetivos serbobosnios al este y sur de Sarajevo, hasta obligar a las tropas de Karadzic a retirarse a un radio de veinte kilómetros alrededor de la ciudad.