Ana Pastor comenzaba la entrevista desde Teherán cubierta con un velo, muy al gusto de Ahmadineyad. Aunque en principio este gesto pudo traducirse como cierta complacencia con el dictador, la periodista se ha encargado rápidamente de desterrar esa imagen de tibieza con el iraní, mostrándose implacable con él.
El sátrapa tenía muy claro cómo debía contestar a Pastor, al margen de su pregunta: soltando su manida soflama contra Occidente en general, y EEUU e Israel en particular, culpables de todos los males existentes.
Así lo ha intentado hacer cuando le ha preguntado por la situación de Libia, y de la posible intervención militar de la OTAN para tratar de frenar la masacre de Gadafi. "En todos los lugares del mundo el Gobierno se debe al público, el pueblo tiene la soberanía y el Gobierno tiene que respetar los derechos del pueblo" decía hipócritamente Ahmadineyad.
Pastor le recriminó que Gadafi no lo estaba haciendo, ya que estaba bombardeando a sus propios ciudadanos, lo que en cierto modo indicaba la necesidad de la intervención de organismos internacionales para solucionar la crisis. El sátrapa iraní se ha mostrado en contra de esa hipotética intervención, con un discurso cíclico que repetía constantemente: "Occidente ayudó a esos dictadores que ahora quieren bombardear durante más de 50 años, les vendió armas con las que ahora se matan", aseguró. Pastor le pedía concreción para que explicara quien, a su entender, vendía armas. Ahmadineyad no respondió, e insistió en que "Occidente debe dejar de lado la intervención colonialista, hay que fomentar el diálogo en Libia".
La entrevistadora insistía con repreguntas para tratar de obtener respuestas claras del iraní, y sólo consiguió despertar la ira del 'insigne' entrevistado: "Usted insiste en las preguntas, y yo no tengo insistencia de convencerla a usted, pero sí sabemos de dónde vienen los armamentos que están matando al pueblo. ¿De dónde vienen?" exhortó. Pastor, visiblemente molesta le respondió: "No sé aquí, pero en España es el periodista el que acostumbra a hacer las preguntas y no al revés".
Cuando ella abordó la evidente falta de libertades que Ahmadineyad ha impuesto en Irán, el sátrapa enfureció aún más "hemos tenido 30 años de elecciones libres, yo por las mañanas voy 4 horas por las calles hablando con la gente, porque tenemos la experiencia de matanza de EEUU y Europa" acusó de nuevo. La periodista le recriminó los encarcelamientos de su país por motivos ideológicos, la persecución a los disidentes de la Revolución Verde, las manifestaciones sofocadas por la policía...y Ahmadineyad reaccionó contestando que era en España donde no había libertad: "Es allí donde están haciendo eso".
Tampoco en lo referente a Musaví quiso el dictador rendir cuentas. Aseguró que lo que habían hecho con él se justificaba porque había "ido quemando casas" y garantizó que si hubiera hecho lo mismo la "oposición en España" habríamos reaccionado igual. La periodista lo negó fervientemente, asegurando que en España, a diferencia "de su país, no se encarcela a nadie por escribir un libro. Se respeta a la oposición, y no hay delitos ideológicos".
Además, desacreditó a Pastor por estar "manipulada" por EEUU en lo referente a Musaví, increpándola: "¿Qué ocurre? ¿Es usted abogada de ellos? Si hay separatistas en España usted no puede permitir que peguen al pueblo en las calles", aseguró. Ahmadineyad, acorralado descargó contra España: "Ustedes han reprimido a los separatistas vascos", dijo, aprovechando el soporte que le brindaba TVE.
Pastor estaba inquieta ante la falta de respuestas concretas de su entrevistado, aunque no por ello bajó la guardia. Le preguntó también por las ejecuciones de homosexuales que han documentado diversos organismos internacionales, de lo que Ahmandineyad volvió a culpar a Occidente y EEUU, incluso al "régimen sionista de Israel".
La entrevista concluyó con un balance positivo hacia la profesionalidad de Ana Pastor, y poca novedad sobre el rancio discurso de Ahmadineyad. La nota curiosa de la entrevista la ha puesto el pañuelo de Pastor que, poco a poco, iba cayéndose de su cabeza, hasta que finalmente ha hecho las últimas preguntas descubierta.