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Mursi, quien guiará el "renacer islámico" de Egipto

Mohamed Mursi ha pasado de ser "el neumático de repuesto" al líder que tratará de redirigir el "renacimiento islámico" del país. 

Mohamed Mursi ha pasado de ser "el neumático de repuesto" al líder que tratará de redirigir el "renacimiento islámico" del país. 

Pese a su falta de carisma, el islamista Mohamed Mursi ha sabido sacar partido de la todopoderosa maquinaria de los Hermanos Musulmanes y su propio pasado contra el régimen de Hosni Mubarak en la carrera electoral.

Para compensar su falta de atractivo personal y sabedor de que el voto islamista lo tiene garantizado en este país conservador, Mursi quiere convencer a los liberales y revolucionarios convirtiéndose en adalid del "antimubarakismo". Tras conocerse los resultados "oficiosos" de los comicios la pasada semana, propuso la creación de un frente nacional para encarar a los "fulul" o remanentes del antiguo régimen.

El presidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo político de la Hermandad, tiene como principales credenciales una larga trayectoria en esta organización, ilegal durante la época de Mubarak y muy implantada en los barrios populares.

Siempre inicia sus alocuciones con la "fatiha", la fórmula clásica empleada por todos los devotos musulmanes; la misma con la que se abre el Corán, para subrayar la importancia y solidez de un testimonio: "En el nombre de Dios, el clemente, el misericordioso". Asimismo, Mursi hace referencias continuas a la "sharía" (ley islámica) y a su proyecto de "nahda" -un renacimiento islámico que abarque todos los ámbitos- para Egipto.

En política por una carambola

Con su perenne corbata y sus maneras sencillas, este hombre tímido de escasa estatura, que no oculta sus raíces rurales, entró de carambola en la carrera presidencial tras la descalificación del primer candidato de los Hermanos Musulmanes, Jairat al Shater, por haber estado preso.

Muchos comparan a Mursi con Al Shater, un empresario carismático, y lo acusan de imitar su propuesta del renacimiento islámico para Egipto, uno de los principios fundacionales de la cofradía. Los egipcios, siempre prestos a la broma, no tardaron en bautizar a Mursi en algunas sátiras como el "neumático de repuesto".

Nacido el 20 de agosto de 1951 en el seno de una familia de clase media en el pueblo de Al Adwa, en el delta del Nilo, Mursi desarrolló una carrera brillante dentro de la Hermandad, que transcurrió en paralelo a la de ingeniero.

Entre 1985 y 2010, fue jefe del departamento de Ingeniería de la Universidad de Zagazig, adonde regresó después de haber trabajado como profesor universitario en California (EEUU) durante tres años.

A finales de los setenta, empezó a sentirse atraído por la ideología de los Hermanos Musulmanes y en 1979 se afilió al grupo, donde inició su labor en el departamento religioso. Poco a poco, fue escalando puestos hasta que en 1995 se convirtió en miembro de su Consejo Consultivo, el máximo órgano de decisión. Desde 1995 hasta 2005, fue diputado en el Parlamento y llegó a ser portavoz oficioso de los Hermanos Musulmanes en la Cámara, ya que durante el régimen de Mubarak la organización era ilegal y presentaba a sus candidatos como independientes.

En 2005, Mursi perdió su asiento y un año después fue encarcelado durante seis meses por apoyar las manifestaciones de jueces reformistas que denunciaron el fraude en los comicios.

Mursi es un "hermano" muy activo y ha estado muy implicado en su proyecto político, como en 2007, cuando ayudó a la elaboración del programa de la cofradía que defendía que la Presidencia de la República solo podía ser ejercida por un hombre musulmán.

Durante la revolución que derrocó a Mubarak en febrero de 2011, fue detenido en la prisión de Wadi Natrun, al norte de El Cairo, aunque salió de la cárcel dos días más tarde por el caos generado en los presidios, tras la desbandada de los guardianes.

El 30 de abril de 2011, Mursi renunció a su puesto en el Consejo Consultivo de los Hermanos para ser el presidente de la primera formación política del grupo en sus 80 años de historia, el PLJ.

Ser un hombre del aparato de los Hermanos Musulmanes es una de sus bazas, pero también uno de sus puntos débiles, ya que algunos sectores temen que un solo partido controle el Parlamento, el Gobierno y la Presidencia, como ocurrió en la época de Mubarak.

Además, los Hermanos han sido muy criticados por presentar a un candidato presidencial cuando en un principio se habían comprometido a no hacerlo. El destino de Mursi está unido al de la Hermandad en el Egipto posterior a la revolución, donde todas las posibilidades están abiertas.

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