José Manuel García-Margallo ha sido entrevistado en la Cadena Ser, donde se ha confesado "satisfecho" con la resolución del Eurogrupo, asegurando que "el Gobierno español ha ganado una batalla", aunque no conviene pensar que esto es "el bálsamo de Fierabrás".
El responsable de la diplomacia española ha dedicado la mayor parte de su intervención a la complicada situación que atraviesa Siria, y ha confirmado que el objetivo –tanto de España como de la Unión Europea- continúa siendo un "cambio de régimen". Pero, tal y como ha glosado el ministro, "no se trata de algo sencillo".
"La Unión Europea tiene dos opciones" explicó Margallo "o seguimos aumentando las presiones, o intervenimos militarmente". Pero, tal y como explicó, esta última opción se produciría "sin el paraguas de Naciones Unidas", dado el veto explícito de Rusia y China.
Consciente de que la demanda de esta intervención es cada día mayor, el ministro de Asuntos Exteriores hizo un llamamiento a la prudencia dado que "la opinión pública es muy voluble", apelando a lo ocurrido durante la guerra de Irak. Recordó los crímenes de Sadam, que llevaron a intervenir militarmente "también sin el paraguas de Naciones Unidas", pero después "la opinión pública, especialmente en España se volvió en contra".
Por lo tanto, Margallo apostó por "seguir aumentando la presión" para forzar a "Al Asad a que renuncie" aunque la situación está "en un callejón sin salida" porque el tirano sirio "dice que no hay negociación si implica que se tiene que ir, y la oposición dice que si no se va, no negocia".
En este sentido, confirmó que mañana volverá todo el personal español de la Embajada española "incluyendo el Instituto Cervantes, salvo dos diplomáticos que se quedarán en la sede de la Unión Europea". Así se trata de lanzar un "mensaje de reprobación moral hacia el régimen" y a la vez mantener allí a dos personas "para mantener el contacto y la protección de los españoles que quedan" en el país, aunque sólo son 640 personas con la doble nacionalidad y "que no han querido evacuarse". Con este cierre 'parcial' se consigue que "expresamos nuestro desacuerdo" con los crímenes de de Al Asad "pero no perdemos información".
No obstante, el titular de Exteriores cree que el tirano sirio aún no ha quemado su último cartucho, ya que tiene aún a una parte "sustancial" de la opinión pública siria a su favor. Al Asad aún tiene "a Irán, Hezbolá, Rusia y China. Todavía no ha utilizado ni a su guardia nacional, ni a la republicana, ni la mecanizada", recordó. "Esto puede derivar en una guerra sucia que dure un determinado tiempo, anticipó.
Primavera Árabe
García-Margallo no es pesimista respecto a la evolución que han tomado los países tras la Primavera Árabe, según ha explicado. El ministro considera que actualmente estamos en una fase de "veremos" después de que los países se hayan sacudido "tiranías injustificables. Eso abre una ventana a la esperanza, y también al riesgo, pero cada país es distinto".
Mientras consideró que en Marruecos y Túnez "la cosa va relativamente bien", se mostró más preocupado por Egipto, concretamente con el partido salafista. En opinión de Margallo ahora "los islamistas deben tomar el camino que tomó la democracia cristiana tras la II Guerra Mundial: combinar religión y democracia", explicó. "Que combinen islam con moderación, islam con democracia e islam con libertad".
Además, Margallo recordó su propuesta al resto del socios de la UE, para avivar el proceso de liberación de estos países: ayudas financieras, para que los pueblos se vean apoyados. Esto, además cumpliría el objetivo de "secar" a los islamistas.
La marca España
Por otro lado, Margallo se reafirmó en una de las metas prioritarias de su Ministerio: crear la "marca España" para el Exterior, bromeando con que "hasta el 45 el problema era que te invadiera otro país, ahora el problema es que no te invadan".
"Queremos crear una marca atractiva, sumando todos los activos que tiene este país" en el que "el Rey es un activo importante, las Fuerzas Armadas, el Servicio Exterior, los consulados, el Cervantes, la lengua, la cultura" resumió. "Tenemos que hacer un lobby español", dijo, mirando hacia Estados Unidos, tal y como "los italianos tienen a Nancy Pelosi".
Margallo también apostó por "repensar" las cumbres iberoamericanas, recordando que la última fue una auténtica "catástrofe" a la que ni siquiera fue el presidente del Gobierno español, algo "insólito". A esas reuniones "hay que darles un contenido" porque "la relación entre España y América Latina ha cambiado: ahora crecen más ellos que nosotros, y tienen verdaderas ganas de integrarse" por lo que "la UE o está allí, o desaparece".