El brutal régimen de Corea del Norte despidió a Kim Jong Il con todos los fastos típicos de una dictadura comunista. Las imágenes, que dieron la vuelta al mundo, mostraban a cientos de norcoreanos llorando la muerte del "querido líder", ejemplo de la propaganda de Pyongyang.
Sin embargo, esto parece no haber sido suficiente para las autoridades comunistas. Consideran que las muestras de dolor de algunos no evocaban "suficiente emoción", por lo que deben ser castigados por ello.
La agencia Interfax informa que las autoridades de Pyongyan han condenado a seis meses de permanencia en un campo de concentración a los norcoreanos que no lloraron suficiente la muerte del dictador Kim Jong Il.
Para ello, se han puesto en funcionamiento, desde el pasado 29 de diciembre, una serie de tribunales populares que están juzgando igualmente a todos aquellos habitantes de Corea del Norte que no hubiesen participado en las pompas fúnebres.