El 5 de noviembre es la fecha en la que Ollanta Humala cumple 100 días al frente del Gobierno peruano después de asumir el poder el pasado 28 de julio. Para muchos ha sido un periodo de puesta a punto de la famosa "hoja de ruta" que reemplazó al polémico plan de gobierno que se vio obligado a dejar de lado para tener opciones reales de victoria en las elecciones.
No hay duda de que uno de los principales créditos de Humala a estas alturas de su gobierno es el alto índice de popularidad: 62%, según la última encuesta hecha pública por la empresa Apoyo a mediados del mes de octubre y pese a unos primeros días complicados en el poder. Una cifra envidiable para muchas autoridades. Como ejemplo, Alejandro Toledo -que fue elegido presidente en 2001 tras derrotar a Alan García con un 52,71% en segunda vuelta- vio como su nivel de aprobación bajó hasta un 32%, una cifra que no pudo superar durante toda su administración.
El lado positivo...
Todos coinciden en que el gran mérito de Humala ha sido mantener la misma política económica del anterior gobierno de Alan García, que a su vez tampoco modificó mucho de lo que heredó. Esto ha permitido que el Perú experimente un crecimiento sostenido alto en los últimos 10 años. Incluso, Humala llegó a ratificar a algunas autoridades importantes como el presidente del directorio del Banco Central de Reserva del Perú (BCR).
Hace pocos días, el ex ministro de economía Pedro Pablo Kuczynski, que también fue candidato en las pasadas elecciones, señaló en la emisora RPP que "la parte económica está bastante bien manejada" y mostró su confianza de que al país no le afecte mucho la crisis: "A todos nos tocará una colita, pero hasta el momento no es tan grave la situación, por lo menos para el Perú. Sin embargo, hay que trabajar el próximo año en impulsar más el crecimiento".
Además de eso, parece que ser el presidente ha decidido encabezar un nuevo estilo de gobernabilidad con el silencio como principal característica. Sin que esto juegue en su contra, supone una clara diferencia con sus predecesores García y Toledo, que muchas veces buscaban casi de manera desesperada a la prensa para hacer sus anuncios. En este caso, parece que Humala prefiere hacerlo de una manera mucho más comedida y en algunas ocasiones hacerlo incluso a través de su cuenta de Twitter.
Hay otros gestos que han sido valorados positivamente por la población. Por ejemplo, su rápida actuación tras el terremoto sufrido en la zona de Ica (a unos 250 kilómetros al sur de Lima) el pasado viernes 28 de octubre. El presidente, que estaba ya en Paraguay para asistir a la Cumbre Iberoamericana, decidió adelantar su regreso para poco después viajar a la zona afectada. También se considera como primer paso para cumplir sus promesas el aumento parcial del salario mínimo, la aprobación de la Ley de Consulta Previa o su política de acercamiento a ciertos sectores sociales.
Uno de los grandes problemas que sufre el Perú hoy en día es la precaria seguridad ciudadana. Poco después de ser investido presidente, Humala encabezó un consejo multisectorial para tomar decisiones claras y directas. Aunque no hay resultados evidentes por el momento, se entendió como un gesto firme contra los enormes índices de criminalidad que se han registrado en los últimos tiempos.
Uno de los elementos que más se valora de Ollanta Humala es su esposa, Nadine Heredia. En los últimos meses, mucho se ha escrito acerca de la influencia que representa para el presidente. Su presencia en actos públicos se repite cada semana y además realiza sus labores sociales en todo el país. No es extraño que en la Encuesta de Poder, Heredia aparece en tercera posición, sólo detrás del jefe de Estado y del presidente del Congreso. Sea como sea, la figura de Nadine Heredia ha beneficiado, por ahora, a la imagen de Ollanta Humala.
... y el lado negativo
Así las cosas, el presidente parece haber disfrutado de una auténtica luna de miel con la población. Sin embargo, hay otros hechos que han lastrado de cierta manera parte de su gobierno. Algunos miembros de su propio partido, Gana Perú, han estado involucrados en escándalos que bien habría preferido evitar Humala.
El principal de estos escándalos ha sido el que ha involucrado a su segundo vicepresidente Omar Chehade, otrora abanderado de la lucha contra la corrupción del gobierno de Alberto Fujimori. Hoy está involucrado en un presunto tráfico de influencias por presionar a ciertos mandos policiales durante una cena en un conocido restaurante de la capital para acelerar el desalojo de unos terrenos a favor de un poderoso grupo empresarial.
Tras la denuncia, el presidente mostró su apoyo a las investigaciones por corrupción contra Chehade aunque aclaró que no tomaría ninguna decisión acerca de sustituirle en el cargo hasta que la justicia no termine las pesquisas. Sin embargo, parte de la ciudadanía y la propia prensa esperaba una reacción más firme de Humala que repitió hasta el cansancio su firme compromiso de luchar contra la corrupción. Un buen ejemplo para todos hubiera sido una destitución fulminante. Pero no ocurrió. La única que lo hizo, prueba de su influencia en el Ejecutivo, fue la propia Heredia que en un Twitter del pasado 19 de octubre señaló: "Tan difícil es caminar derecho??!!" Para muchos era la primera reacción desde Palacio de Gobierno.
El caso ha sido tan mediático que Chehade se vio obligado a renunciar a integrar la comisión parlamentaria que investigará las denuncias contra el Gobierno de Alan García, uno de sus grandes objetivos para la presente legislatura. El segundo vicepresidente envió una carta al presidente del Congreso, Daniel Abugattás, en la que informa que tomó su decisión por "motivos estrictamente personales".
Pero esto no es todo. Hay otros personajes involucrados en casos que vienen siendo investigados como el congresista Amado Romero, llamado el "Comeoro", por presuntos vínculos con la minería informal, Celia Anicama, conocida como la "Robacable" denunciada por el hurto del servicio de televisión por cable, y el parlamentario Wilder Ruiz por presuntamente mentir en su hoja de vida y señalar que poseía el título de economista.
Paciencia en la población
Por el momento, parece ser que la población prefiere ignorar estos casos para darle cierto tiempo adicional a Humala. El diario El Comercio, uno de los diarios que apoyaron a su rival en la segunda vuelta electoral, señaló en su editorial de este martes que este "respaldo popular" se basa "en parte gracias a sus visitas al interior y por el apoyo que brindó a una norma largamente reclamada por las minorías étnicas".
Sin embargo, también señala que "preocupa la inacción en temas medulares presentes en sus sucesivos planes de gobierno" y menciona entre ellos la lucha contra el narcotráfico o la "urgente reforma del Estado, que los gobiernos anteriores desatendieron a pesar de ser consustancial con el proceso de gestión y modernización del país". El diario decano de la prensa peruana cree que son "cien días para reflexionar, reorientar la ruta donde sea necesario y erradicar los errores hasta ahora cometidos. Cien días que el gobierno tiene que tomar como base para ir más allá del simple aprendizaje".
Sin duda, esta etapa de los primeros 100 días de Humala al frente del país tiene una valoración positiva pese a los mencionados problemas. Sin embargo, los ciudadanos coinciden en algo: que a Humala le falta ese "gesto" inmediato que pueda apagar algunos incendios provocados por gente de su propio partido. Hasta ahora, no ha tenido reacciones muy rápidas, algo que muchos sectores le han reclamado.
Nota: Todas las fotos han sido cedidas por la Presidencia de la República del Perú (http://www.presidencia.gob.pe)