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Alemania envió a un responsable del Holocausto a espiar a Fidel Castro

Según Der Spiegel, documentos recientemente desclasificados del BND aseguran que se envió a Walther Rauff a espiar al dictador cubano.

Los servicios secretos de la Alemania occidental -el BND- emplearon entre 1958 y 1962 a un criminal nazi, Walther Rauff, por entonces residente en Chile, para espiar al cubano Fidel Castro, revela el semanario Der Spiegel.

Rauff, quien tras la derrota del Tercer Reich huyó de un campo de prisioneros aliado hacia Siria, primero, y Latinoamérica, después, fue requerido, cuando ya se encontraba en Chile, por otro exnazi, entonces agente del BND, para filtrarles información de Castro.

Tanto el espionaje occidental alemán como su emisario conocían perfectamente el papel desempeñado por Rauff durante el nazismo, en tanto que coordinador y responsable de unidades móviles de cámaras de gas, desarrolladas por él mismo, publica Efe.

Rauff dirigió una unidad especial de las SS, que llegó a disponer de 20 camiones equipados por cámaras de 1,7 metros de ancho por seis metros de largo, que estaban conectadas al tubo de escape del vehículo de manera que los presos morían por emanaciones de gas. Estas cámaras fueron utilizadas tanto en campos de concentración junto a Berlín como en la Polonia ocupada y Ucrania, prosigue el semanario. A pesar de ello, el BND contactó con el criminal nazi, con el cometido de suministrar a los servicios de espionaje información sobre Fidel Castro.

A cambio de esos servicios, Rauff percibió 70.000 marcos alemanes y además se le avisó a tiempo de que destruyese todos sus documentos cuando la policía acudió a detenerle a Puente Arenas en 1962.

Rauff fue capturado en 1945 por tropas estadounidenses, pero escapó de un campo de prisioneros italiano un año después y, tras pasar una temporada en Siria y luego en Ecuador, llegó a Chile a mediados de los 50, donde se estableció como hombre de negocios en Punta Arenas.

En 1962 fue detenido y se le abrió juicio en virtud a una solicitud de la justicia alemana, que le reclamaba por la muerte de unos 98.000 prisioneros durante el nazismo. El proceso acabó sobreseído, porque la justicia chilena consideró que sus crímenes habían prescrito al haber transcurrido más de quince años de éstos.

Murió en 1984 en Chile, donde habían transcurrido los últimos 26 años de su vida, parte de los cuales protegido por el régimen de Augusto Pinochet.

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