El autor confeso de los atentados del pasado 22 de julio en Noruega, Anders Behring Breivik, describió en su manifiesto al primer ministro ruso, Vladimir Putin, como una persona "digna de respeto" y como una de las dos personas a las que más le gustaría conocer.
El portavoz de Putin ha definido los comentarios del autor del atentado de Oslo y el tiroteo de la isla de Utoya como los "delirios de un lunático", mientras que un grupo juvenil progubernamental ruso que ha sido elogiado por el presunto asesino noruego ha querido distanciarse de él.
El portavoz del primer ministro, Dimitri Peskov, ha subrayado, en declaraciones al diario Kommersant, que Breivik "era el diablo personificado". "Estaba absolutamente loco, no importa lo que escribiera o dijera, son los delirios de un lunático", ha dicho. Los comentarios de Breivik sobre el primer ministro ruso han provocado una ola de reacciones en la blogosfera y en la red social rusa Vkontakte, similar a Facebook, que ha tenido que bloquear un grupo de amigos que apoyan al supuesto autor de la matanza de Oslo.
En su manifiesto de 1.500 páginas difundido en Internet, Breivik define a Putin como "un líder justo y decidido" y "digno de confianza". "Nombra a una persona viva a la que te gustaría conocer", se preguntó Breivik a sí mismo. "El Papa o Vladimir Putin", respondió. "No estoy seguro de si tiene el potencial de ser nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo", escribió Breivik, antes de asegurar que Putin seguramente "condenaría abiertamente" la política de Noruega.
En su documento, el presunto autor de los atentados de Noruega describió a Japón como un país modelo por rehuir el multiculturalismo y aseguró que le gustaría conocer al ex primer ministro, el conservador Taro Aso.
Además abogó por la formación de un movimiento juvenil en Noruega similar al grupo progubernamental ruso Nashi. Una portavoz de este colectivo se ha negado a responder a los comentarios de Breivik porque son "las opiniones de un loco".
Nashi, que significa literalmente "Nuestro Pueblo", fue constituido por el Gobierno ruso en 2005, cuando Vladimir Putin era presidente, con el objetivo de contrarrestar la fuerza de los grupos de activistas juveniles, que en Ucrania consiguieron derrocar al gobierno prorruso con la denominada Revolución Naranja. El movimiento juvenil Nisha ha protagonizado manifestaciones masivas con el objetivo de demostrar su poder de movilización ante la oposición rusa y con frecuencia ha realizado campañas contra los críticos con el Kremlin.