Según publica The New York Times, el caso contra Dominique Strauss-Kahn se está tambaleando seriamente. El diario asegura que los investigadores han encontrado "grandes agujeros de credibilidad" en el testimonio de la camarera que lo denunció por abuso sexual.
En el origen de esta desconfianza estarían las contradicciones en el testimonio de la mujer y, sobre todo, ciertos aspectos irregulares en la solicitud de asilo que había presentado. Según el NYT, la mujer tuvo una conversación telefónica con un hombre, encarcelado el mismo día que se produjo el encuentro con DSK, en el que hablaba de los beneficios que obtendría si interpusiera cargos contra él. Lo cual, unido a los posibles vínculos de la camarera con la actividad criminal, han puesto en duda su testimonio. A pesar de todo, las pruebas forenses siguen demostrando que sí hubo encuentro sexual entre ambos.
Estas informaciones se conocen el mismo día que está prevista la comparecencia del exdirector del FMI ante la Corte de Nueva York, donde sus abogados intentarán atenuar las condiciones de su arresto domiciliario.
DSK se encuentra desde el 21 de mayo bajo arresto domiciliario, obligado a llevar una pulsera electrónica y vigilado las 24 horas del día por guardias armados y un sistema de televisión que tiene que pagar de su propio bolsillo, cuyos costes se cifran en más de 200.000 dólares al mes.
El pasado 6 de junio el político francés se declaró "no culpable" de los siete delitos que se le imputan por abuso sexual e intento de violación contra una empleada del hotel Sofitel, por los que si es declarado culpable tendrá que enfrentarse a penas de 3 a 25 años por cada uno de ellos según su gravedad.
El ex director gerente del FMI, que pagó un millón de dólares en efectivo y depositó un aval bancario por otros cinco millones, vive en una lujosa casa adosada del sur de la ciudad, valorada en 14 millones de dólares, por la que paga un alquiler de más de 50.000 dólares al mes