Nikki Haley, la embajadora ante la ONU recientemente nombrada por Donald Trump, ofreció este lunes su primera conferencia de prensa, en la que evidenció un cambio radical de la posición de su país respecto a Israel y, sobre todo, respecto a lo que en relación con Israel ocurre en Naciones Unidas.
Haley se mostró "sorprendida" porque la reunión mensual del Consejo de Seguridad sobre Oriente Medio se hubiese dedicado a "criticar a la única verdadera democracia" en la zona en lugar de los muchos "crímenes de Assad", el dinero y las armas con las que "Irán promueve el terrorismo", el arsenal ilegal de cohetes que ha creado Hezbolá o "cómo derrotar al ISIS".
Un comportamiento habitual del organismo durante décadas sobre el que "a partir de ahora los Estados Unidos no mirará hacia otro lado". Más aún: la embajadora aseguró que su país está determinado a atacar "el prejuicio antiisraelí" de la ONU y que "nunca repetiremos el terrible error de la Resolución 2334 –aprobada en los últimos días de la administración Obama con la abstención de la EEUU– y permitir que resoluciones partidistas de la ONU condenen a Israel".
En su breve pero contundente intervención, Haley explica que este tipo de resoluciones "escandalosamente parciales" sólo sirven para "hacer más difícil la paz al desalentar a una de las partes a negociar", aseguró, hablando de "un doble rasero asombroso" poniendo como ejemplo la negativa del Consejo de Seguridad a condenar un atentado en Israel que "no dudaría en condenar en cualquier otro país", lo que es "vergonzoso".