Se acerca la Navidad. Una fiesta en la que los cristianos celebran por todo el mundo gozosos el nacimiento del Salvador. Un día familiar de júbilo, cantos y de reencuentros.
Es la fecha más señalada en el calendario pero desgraciadamente no en todo el mundo se puede celebrar de la misma manera. Hay millones de personas que no podrán exteriorizar esta alegría como en Occidente. Celebrarán la Navidad con esperanza pero con miedo. Con temor a las bombas, a los disparos, a las redadas de la policía religiosa o del partido único. Hay miedo sí, pero habrá celebración. ¿Seríamos capaces de hacer lo mismo en Occidente?
Cuando se piensa en estos momentos en los cristianos perseguidos, el pensamiento se dirige rápidamente a Irak, donde de manera más gráfica ha quedado patente su aniquilación.
La Navidad es lo opuesto al Estado Islámico. Es vida frente a muerte. Por ello, los islamistas se han propuesto que esta fiesta cristiana no se celebre o se tiña de muerte. Y en parte lo han conseguido. En Irak, tierra bíblica y con una iglesia que se remonta a los inicios del cristianismo, hay zonas donde ya no queda piedra sobre piedra, en la que ya no hay ni templos ni cristianos. Han sido asesinados, encarcelados o expulsados de sus tierras. En Mosul, ciudad que albergaba a decenas de miles de cristianos, no habrá Navidad.
Celebración en los campos de refugiados
Pero aunque pueda parecer lo contrario los terroristas del ISIS no han ganado puesto que los cristianos de Mosul sí celebrarán la Navidad. Ellos mismos serán como aquel pequeño bebé llamado Jesús, que nació en un pesebre, en un establo y que fue perseguido. Estos miles de cristianos no podrán estar en sus casas pero aún estando en barracones de los campos de refugiados o en los locales de las parroquias que los acogen encenderán sus velas y celebrarán que la vida triunfa sobre la muerte.
La esperanza es la que les guía en una situación límite pero en la que también perciben pequeños rayos de luz. Y lo ven en pequeños gestos. En la provincia de Kirkuk este año ocurrirá un hecho insólito. El día 25 de diciembre ha sido declarado festivo por las autoridades en solidaridad con los miles de cristianos perseguidos por el Estado Islámico que han llegado en los últimos meses a su territorio.
Además, organizaciones cristianas de todo el mundo se están volcando con ellos para estas fechas tan señaladas. La fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada ha emprendido una de las campañas más grandes de su historia. En ella destinarán todo el dinero que recauden de los donativos de personas de todo el mundo para conseguir que los cristianos iraquíes tengan unas fiestas dignas de tal, con comida, regalos para los niños, ropa de abrigo para el duro invierno iraquí así como módulos de alojamientos y escuelas.
Pero no sólo en Irak se vive una situación extrema. En otros países de mayoría musulmana los cristianos viven estas fechas entre la alegría y el temor. Pakistán y Nigeria son sólo dos ejemplos de ello. Este año las autoridades reforzarán de manera notable la seguridad de las iglesias ante posibles atentados. El brutal ataque a la escuela paquistaní ha sido la confirmación de que los islamistas sólo quieren infligir el mayor daño posible. Aún sabiendo que los templos son objetivos prioritarios, las familias cristianas seguirán acudiendo a la Misa del Gallo y a la de Navidad. Todo ello a pesar de que aún tienen en sus retinas los brutales atentados de años anteriores con los que todo el mundo despertó el día de Navidad y que dejaron cientos de muertes. Al igual que en Irak la fe sigue venciendo al miedo.
El viejo enemigo comunista
No sólo en los países musulmanes los cristianos tendrán una Navidad diferente. En los estados bajo regímenes comunistas el gran ojo del Estado siempre está al acecho para controlar, prohibir y detener. En Corea del Norte incluso no tendrán ni opción de celebrar esta fiesta pues no se sabe si ya queda algún cristiano tras décadas de férrea dictadura estalinista. Y si alguno quedara aún podrá mirar a la frontera donde las autoridades de Corea del Sur han colocado como ya es tradicional un enorme árbol de Navidad, numerosas luces y altavoces con cantos navideños que conmemoran estas fechas frente a la oscuridad del odio irracional del comunismo.
También en China los cristianos vivirán una Navidad diferente. Pese a la aparente apertura del régimen comunista sigue habiendo dos iglesias y gran persecución. La Iglesia clandestina fiel a Roma y la oficial controlada por el Partido Comunista. Lo mismo ocurre con los protestantes que no aceptan servir a la dictadura. Sus celebraciones serán por tanto objeto de búsqueda y eliminación al igual que pasaba hace siglos en las catacumbas.