Nelson Mandela estaba llamado a liderar, pero no los destinos de todo un país. Desde su nacimiento en Qunu en 1918, fue instruido para ser jefe de la tribu "Tembu", primero por su padre y más tarde por su tío. Con un matrimonio ya concertado y un futuro como "Rey", Mandela huyó. Se fue a Johanesburgo para estudiar Derecho, y sobrevivió trabajando como guarda de seguridad. En la Universidad de Fort Hare inició la batalla que marcaría su vida y la de tantos otros: la lucha contra la opresión de la población negra de Sudáfrica.
En 1944 ingresó en el Congreso Nacional Africano (ANC) y acabó fundando y liderando Liga de la Juventud, que defendía un socialismo nacionalista, antirracista y antiimperialista.
Con la llegada al poder del Partido Nacional, se institucionalizó en Sudáfrica la segregación racial, naciendo el régimen del Apartheid. Desde el ANC, Mandela propugnó métodos de lucha no violenta contra estas medidas, organizando campañas de desobediencia civil contra las leyes racistas del país. La persecución gubernamental le lleva a renunciar a todos sus cargos, pero continúa liderando el movimiento desde la clandestinidad, además de abrir el primer bufete de abogados negros en Sudáfrica.
La lucha contra el Apartheid
Tras terminar su período de confinamiento en Johanesburgo, Mandela reaparece en público en 1955, erigiendo la aprobación de La Carta de la Libertad, que propugnaba la construcción de un estado multirracial, igualitario y democrático. Pero el Apartheid continuaba aumentando sus medidas de segregación racial, que incluía la creación de bantusanes, territorios marginales en los que confinar a la mayoría negra. Mandela y el ANC continuaban la rebelión contra ellas, lo que acabó con la detención del líder sudafricano por alta traición. Fue liberado por falta de pruebas, pero durante la celebración del juicio tuvo lugar la matanza de Sharpeville, en la que las fuerzas de seguridad sudafricanas abrieron fuego contra los manifestantes que protestaban contra las leyes racistas. Murieron 69 personas, y se declaró el estado de emergencia. Mandela fue detenido de nuevo durante varios meses, pero nunca llegó a juzgársele.
La ANC apostó entonces por un cambio de estrategia, y abandonó los métodos no violentos, y adoptaron el sabotaje como medio de lucha contra la República Sudafricana. A través del recién fundado Congreso de Acción Nacional de Toda África, se dirigía la Lanza de la Nación (brazo armado del ANC) que atacaba instalaciones pero no atentaba contra vidas humanas. Mandela viajó por África recaudando fondos y recibiendo instrucción militar para continuar con la lucha contra el apartheid. Volvió a ser detenido a su vuelta al país, y condenado a cinco años de cárcel. Más tarde, se le condenaría a cadena perpetua en otro juicio contra los dirigentes de la Lanza de la Nación.
El preso 46664
Nelson Mandela pasó 27 años encarcelado, en la prisión de máxima seguridad de Robben Island y más tarde en Pollsmoor. Cuanto peores condiciones sufría tras las rejas más se amplificaba el eco de su causa, convirtiéndole en un símbolo de la lucha contra el Apartheid. Con la declaración de la ONU que condenaba el régimen como un crimen contra la Humanidad, se inició la campaña por la liberación de Mandela, el preso 46664.
En 1984 rechazó el ofrecimiento hecho por el Gobierno sudafricano de Pieter Botha: le dejaría libre si accedía a vivir en uno de los bantustanes y renunciaba a la violencia. Aquejado de tuberculosis continuó con la lucha, y comenzó a negociar con el ministro de Justicia Kobie Coetsee. Pero no fue hasta la llegada al poder de Frederick De Klerk cuando Mandela obtuvo la libertad y comenzó a desmontarse el régimen racista del país. El 11 de Febrero de 1990 es liberado y el CNA es legalizado. Mandela renuncia a la violencia y se compromete a buscar una solución para acabar con el Apartheid sin menoscabar los derechos de los blancos.
Pronto fue elegido presidente del movimiento por aclamación, un año antes de que el parlamento de Sudáfrica derogara la ley sobre segregación racial tras cuatro décadas. El preso político más famoso del siglo XX pacta con De Klerk un Gobierno de unidad nacional durante los cinco años posteriores a las elecciones de 1994.
En ellas, las primera libres del país, el 26 de abril de 1994, Mandela es elegido presidente por el 62,6 % de los sufragios, convirtiéndose así en el primer presidente negro de Sudáfrica. Con De Klerk como vicepresidencia, Mandela comienza su batalla política por la construcción de un país libre que acabó ingresando en la ONU, y restaurando las relaciones diplomáticas con más de 100 países. Encomienda su vida a la reconciliación racial del país, hasta 1999, cuando se retira de la política y se centra en las causas humanitarias a través de la fundación que lleva su nombre.
Mandela iba a ser el líder de su tribu y acabó siendo el abuelo (madiba, como se le conoce cariñosamente en Sudáfrica) de toda una nación. Su labor de reconciliación nacional de un país profundamente fracturado ha sido reconocido internacionalmente con el Premio Nobel de la Paz.