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Fotos y sonrisas: la relación de España con Obiang

Durante 35 años el dictador ha visitado, acompañado de la más absoluta cordialidad, a todos los presidentes españoles.

Desde que salió de Guinea Ecuatorial, la relación de España con su excolonia ha sido una sucesión de sainetes: confusos intentos de golpes de estado, manos sobre el hombro del dictador, acuerdos económicos... De la llamada "crisis de las banderas" vivida en época de Francisco Macías hasta la llegada sangrienta de la dictadura de Teodoro Obiang Ngema, ningún gobierno español ha querido enemistarse con el segundo país más corrupto del mundo. Las fotografías junto al sátrapa y las visitas oficiales han ido lavando la cara exterior de un régimen criminal, en el que los derechos humanos son vilmente pisoteados.


Antes del escándalo suscitado por el partido del sábado, los últimos en poner los pies en tierras ecuatoguineanas fueron varios diputados españoles, encabezados por el entonces presidente el Congreso José Bono. Un viaje cordial, plagado de "gestos de entendimiento" que buscaba "estrechar lazos" y reforzar las "estupendas" relaciones económicas. Entonces también se desoyeron las voces que criticaban que España legitimara a un país que, por citar sólo algunos ejemplos, manipula elecciones, tortura a los presos y encarcela a los críticos. "La diplomacia tiene estas cosas", vino a decir la ministra de Exteriores del momento, Trinidad Jiménez.

Durante su mandato, Zapatero le arrancó a Obiang una promesa que jamás cumplió: que liberaría a los presos políticos en Guinea Ecuatorial. Así se lo dijo durante la reunión que mantuvieron en 2006, cuando el dictador realizó la última de sus visitas a nuestro país. También se reunió con la oposición, y todo fueron buenas palabras. Sólo el Congreso de los Diputados se permitió darle un portazo, y Javier Marín logró que Obiang se marchara sin poner un pie en la cámara española. Cuando regresó a Malabo, no sólo no liberó a los presos políticos, sino que encarceló a más opositores. "Yo presumo de que soy un dictador, porque el sinónimo de dictador viene de dictar las normas" dijo Obiang durante la tercera visita de Miguel Ángel Moratinos al país, en 2009.

José María Aznar tampoco logró avances por parte de Guinea Ecuatorial en materia de derechos humanos. El expresidente abordó el asunto durante su reunión en Moncloa en 2001, pero fue Obiang quien lideró el capítulo de las exigencias, pidiéndole a España que abriera el grifo económico. Unos años después, se produjo el intento golpe de estado contra el tirano guineano, que acusó a España, Reino Unido y EEUU de haberlo organizado. Las relaciones se enturbiaron cuando los propios mercernarios implicaron a nuestro país, pero nunca llegó a esclarecerse.

En su página oficial, el Ministerio de Asuntos Exteriores presume de "especiales" relaciones con Guinea Ecuatorial: "En todos estos años de relaciones, no han cesado las visitas de personalidades de ambos países", corrobora. Las continuas muestras de afecto del rey don Juan Carlos dan fe de ello. Desde Calvo Sotelo hasta Mariano Rajoy, todos han pasado de puntillas sin incomodar a un régimen dictatorial que asfixia a su población desde hace tres décadas.

El oro líquido

La suerte de Guinea Ecuatorial comenzó a cambiar en 1995, cuando el yacimiento de Zafiro -de petróleo y gas- permitió la producción diaria de 350.000 barriles. Se desató la fiebre del gas y el país de Obiang se convirtió en el tercer gran exportador de crudo de África.

Y donde se habla el lenguaje del petróleo, rara vez hay lugar para discusión. Explotado por compañías estadounidenses, el oro líquido abastece a países como España - en 2010 le compró 1,5 millones de toneladas de petróleo- o Francia, que rara vez importunan al tirano.

El interés de España en reforzar los lazos económicos con Guinea Ecuatorial ha sido una constante desde 1995. Hace dos años, se celebró el I Encuentro Empresarial España- Guinea Ecuatorial, tras el cual se deshizo en halagos hacia los avances económicos bajo mandato de Obiang: "Se ha convertido en el cuarto mercado de la exportación española hacia el África Subsahariana, con 226 millones de euros de exportaciones en 2010, repartidas en todo tipo de productos", señalaba la nota de prensa. Obviamente, no hubo referencia expresa al hecho de que el avance económico que ha posibilitado el petróleo sólo ha beneficiado a los Obiang y su élite gobernante. El resto del país vive con menos de dos dólares al día aunque el PIB per cápita es mayor que el de países como Rusia o Portugal, según el Banco Mundial.

"Es el petróleo quien se lleva bien con los países, no Obiang", dijo el líder opositor Severo Moto en esRadio. Pero es Obiang quien posa en la foto junto a nuestros líderes, y en apenas un día, también con nuestros futbolistas.

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