El rey Mswati III está otra vez de boda. Según relata la Agencia France Press, esta unión significaría la decimocuarta del monarca, dueño del Reino absolutista de Suazilandia. La novia, "lipobela" en la lengua siswati, es Sindiswa Dlamini, de 18 años, que acaba de terminar el instituto y que fue finalista del certamen Miss Patrimonio Cultural del presente año.
El anuncio se hizo público a través del gobernador y portavoz del palacio real, Sindiswa Dlamini. "Puedo confirmar que el rey presentó a la nación a su nueva prometida". El 'semidios' absolutista conoció a la joven en el tradicional baile de "las vírgenes de Suazilandia", también conocido bajo los nombres de "El Umhlanga" o "el Baile de la Caña". En dicha fiesta se reúne a miles de niñas y mujeres adolescentes que bailan semidesnudas durante días en una fiesta convocada por el palacio real. Se realiza, como marca la tradición, a finales del mes de agosto y está concebida para que el rey elija esposa. La condición sine qua non para que las candidatas se puedan presentar es que tienen que ser vírgenes.
Tal y como marcan las reglas, la finalista elegida por el rey no puede negarse, estando obligada a acceder al harén de éste, donde le dará descendencia al monarca, sellando así la unión real.
El trato del monarca a su población, y muy en concreto a las mujeres, ha originado ríos de tinta en denuncias por la actitud despreciable del monarca. En 2005 Mswati III se encaprichó con una joven de 16 años que vio mientras daba un paseo. Aún existiendo una ley promulgada por él mismo en la que se prohibía tajantemente las relaciones con menores de 18 años, con el fin de parar el sida, el monarca se casó finalmente con la joven. Otro caso sonoro fue el de Angela Dlamini, alias real LaGija, sexta esposa del rey, que vivió un infierno en vida, tras ser pillada supuestamente en 2010 en la cama con el exministro de Justicia. Finalmente, el pasado año LaGija consiguió huir del país, siendo ya la segunda esposa que abandona a Mswati III, tras la escapada pionera de Delisa Magwaza.
Una situación límite
A pesar de la fortuna del rey Mswati III, cifrada en 200 millones de dólares, Suazilandia es uno de los países más pobres del mundo. Carcomido por el sida, el país es líder en infectados por la enfermedad de todo el continente africano. Naciones Unidas calcula que el 30% de las mujeres entre 15 y 49 años padece la enfermedad, frente a un 20% por parte de los hombres.
Y eso no es todo. Suazilandia tiene una población aproximada de 1,2 millones de personas, en donde más de dos tercios se ven abocados a subsistir con menos de 60 céntimos de euro al día. Además la UNESCO alerta de que el 60% de los niños sufre minusvalías psíquicas debido a la malnutrición que padecen, primero durante su estancia en el útero materno y después a lo largo de su sufrida vida. Y es que tal y como denuncia Médicos Sin Fronteras, fruto de la pobreza y las enfermedades que asolan el país, la esperanza media de vida es de poco más de treinta años.