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Concluye el juicio contra Bo Xilai: adulterio, lujo y carne cruda

El juicio contra el "príncipe rojo" ha concluido tras cinco días, y queda a la espera de sentencia.

El juicio contra el "príncipe rojo" ha concluido tras cinco días, y queda a la espera de sentencia.

Admisiones de adulterio, puñetazos y regalos de carne cruda: el juicio contra Bo Xilai ha aportado hasta el momento jugosos detalles sobre el estilo de vida de una familia de la elite china, pero escasos datos que apunten a que el ex dirigente recibirá una condena ejemplarizante.

Este lunes ha concluido el juicio que arrancó hace cinco días, y que juzgaba al "Príncipe rojo" por corrupción, abuso de poder y aceptación de sobornos, la extensa revelación de episodios escabrosos ha ido "in crescendo".

Si el primer día Bo sorprendió al negar combativo haber aceptado sobornos por 3,5 millones de dólares, el viernes su esposa, la abogada Gu Kailai, testificaba en un vídeo en el que revelaba numerosos detalles acerca de la vida de esta familia de la aristocracia comunista china.

Gu, condenada a pena de muerte suspendida -en la práctica cadena perpetua- por el asesinato del empresario británico Neil Heywood, explicó la relación simbiótica entre los Bo y el empresario Xu Ming, quien mientras Bo Xilai fue alcalde de Dalian amasó una inmensa fortuna en esa ciudad del noreste chino. Así, Gu puso de manifiesto que el magnate había aportado el dinero para que ella comprara la casa de sus sueños en Cannes, de cuya administración se encargó Heywood.

Desacuerdos sobre esa gestión agriaron la relación entre Gu y Heywood y llevaron a la ex abogada a perpetrar el asesinato. Pero no fue sólo el chalet: Xu sufragó también billetes de avión para el hijo de la pareja, Bo Guagua, por valor de decenas de miles de dólares, que incluyeron un viaje a África para éste y sus amigos.

Precisamente de este viaje, Guagua regresó con un trozo de carne cruda de un animal "muy raro" como regalo para su padre. Ante el enfado de su hijo,Bo insistió en hervir al vapor la pieza antes de comerla. "La encontré muy sabrosa. Mi marido y yo la comimos juntos y duró cerca de un mes", explicó Gu.

A cambio de su generosidad, Xu lograba, según explicó la mujer, hacerse con el equipo de fútbol de Dalian o importar un globo aerostático. Bo rechazó el testimonio de Gu como el de una "loca". Y, por el camino, reveló que ella le abandonó durante varios años tras enterarse de que él había mantenido relaciones extramatrimoniales a finales de los años noventa.

Si estas intimidades no fueran suficientes, el proceso alcanzó su momento más dramático con la comparecencia como testigo de la acusación del lugarteniente de Bo, Wang Lijun, el hombre que, con su intento de asilo en un consulado estadounidense en febrero de 2012, acabó causando la caída del otrora todopoderoso líder.

Wang -que según algunas versiones ha sufrido una apoplejía y compareció en silla de ruedas- se presentó como un "amigo" pero también "una víctima" de su antiguo superior. Wang, entonces jefe de Policía de la ciudad, afirmó que huyó porque temió por su seguridad después de que el ex dirigente le propinase un puñetazo cuando le contó que Gu había matado a Heywood. Bo le tachó de "vil mentiroso" y de "personalidad abominable".

No habrá "veredicto compasivo"

Según informó la agencia oficial de noticias china Xinhua, el veredicto se divulgará en una fecha que se anunciará posteriormente. La Fiscalía reclamó que Bo sea "castigado seriamente" tras considerar probado que ha perpetrado "delitos extremadamente graves".

"El acusado ha cometido delitos extremadamente graves y ha rechazado admitir su culpa. No hay razones legales para un veredicto compasivo, tiene que ser castigado seriamente de acuerdo a la ley", indicó la acusación, según la transcripción difundida por el tribunal en internet.

Por su parte, Bo reiteró su rechazo a los cargos que se le imputan, como había hecho en los cuatro días previos de juicio. El ex secretario general del PCCh en Chongqing (centro) sorprendió al imprimir un giro folletinesco a su declaración y asegurar que la fuga de su número dos, Wang Lijun, a un consulado estadounidense en febrero de 2012 -que precipitó la caída en desgracia de Bo- se debía a que su subordinado se había enamorado de su esposa, Gu Kailai.

"Como ha confesado él mismo, tenía sentimientos ocultos por Gu Kailai. Estaba consumido por estos sentimientos y no podía controlarse. Se lo confesó a Gu Kailai, se lo dijo en una carta", en un encuentro entre ambos en el que Wang "se abofeteó a sí mismo ocho veces".

En ese momento "aparecí yo de repente", declaró Bo, quien agregó que Wang "conoce mi personalidad. Invadió mi familia, mis emociones más básicas. Es la razón real por la que intentó pedir asilo". Gu y Wang "tenían una relación muy especial", insistió el antiguo dirigente. "Yo estaba muy molesto al respecto".

Los cargos más graves que se le imputan son los relativos al abuso de poder, que le atribuyen haber intentado encubrir la responsabilidad de Gu Kailai en el asesinato en noviembre de 2011 del empresario británico Neil Heywood y como resultado haber forzado la huida de Wang al consulado estadounidense.

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