Desde que se encontró el cuerpo sin vida de Alberto Nisman, la presidenta de Argentina apenas había dado su punto de vista mediante dos textos que difundió a través de las redes sociales. En el primero de ellos habló directamente de suicido –tal y como habían avanzado dos de sus colaboradores– pero en el segundo cambió su posición y se mostró seguro de que el fiscal no se había quitado la vida.
Una semana después, Cristina Fernández de Kirchner se presentó en cadena nacional para hacer una nueva declaración. El hecho es que volvió a presentarse como la principal perjudicada, olvidando que la principal víctima de este caso es Nisman. Sin embargo, la presidenta se dedicó nuevamente a criticar la denuncia al no tener "fundamento" y consideró que su muerte estaba vinculada con el atentado contra la AMIA: "Esa denuncia, sin ningún fundamento, ningún asidero, y la muerte del fiscal Nisman están directamente vinculadas con el antecedente del memorándum de entendimiento firmado con Irán y con el atentado contra la AMIA".
Pero fue más allá y dijo que "parece ser que en realidad nadie quisiera que se investigara a fondo o se tomara declaración a alguien". Además, dejando volar su imaginación, trató de explicar su posición con la mitología griega y la historia del "Hilo de Ariadna" perteneciente al Laberinto de Creta: "Tal vez todo lo que ha sucedido constituya el hilo de Ariadna que nos permita dar respuesta a las 85 víctimas y sus familiares".
Entre sus explicaciones, la presidenta anunció la presentación de un proyecto de ley para disolver la Secretaría de Inteligencia y crear una nueva Agencia Federal de Inteligencia. Según ella, tras la firma del acuerdo de entendimiento alcanzado con Irán en 2013 "se empezaron a observar que ciertos organismos, más concretamente la Secretaría de Inteligencia, comenzaron a bombardear el acuerdo". "Se intensifican también con intensidad las denuncias contra la presidenta. Comienzan a sucederse con ritmo de vértigo con la complicidad de grupos de jueces, denunciantes anónimos y también de los periodistas amplificadores o los medios de desinformacion amplificadores", afirmó. También insistió que se presentaron "todo tipo de denuncias contra la presidenta como nunca se vio en ninguna etapa de la democracia".
Además de eso, quiso defenderse de los que la acusaron de afirmar que Nisman se había suicidado. Utilizó este argumento para atacar a la prensa a la que acusó de manipular sus apuntes ya que utilizó la palabra "suicidio" pero entre comillas. Como era de esperar, también tuvo palabras de crítica contra el diario Clarín y relacionó directamente al medio de comunicación con Diego Lagomarsino, el colaborador de Nisman, hoy imputado por prestarle al fiscal Alberto Nisman el arma que apareció en su departamento: "Lagomarsino no sólo es un férreo opositor al Gobierno sino que además es hermano del gerente de informática del diario Clarín, que trabaja para el estudio Sáenz Valiente".
En el final de su alocución, Fernández volvió a presentarse como la principal víctima de esta historia y apuntó que el objetivo era "perseguir a esta presidenta" pero aclaró: "A mí no me van a extorsionar, no les tengo miedo, que los jueces me citen, que me denuncien los fiscales", no sin antes de decir que "no se puede seguir manejando Argentina de esta manera" por lo apostó por una reforma del Poder Judicial. Acabo diciendo: "Esto tenía que decirlo porque no quiero que tengan sitiada a la democracia".