El exministro de Educación Benoît Hamon y el ex primer ministro Manuel Valls, representantes del ala más a la izquierda y más centrista de los socialistas, se clasificaron para el segundo y definitivo turno de sus primarias del próximo 29 de enero de cara a las presidenciales de 2017.
Los rostros de las "dos izquierdas irreconciliables", como el propio Valls ha evocado, se medirán el próximo domingo después de que se quedase por el camino otro de los favoritos, el exministro de Economía Arnaud Montebourg, que acabó tercero.
La jornada electoral reflejó cierto desencanto de los socialistas y atrajo a dos millones votantes, menos que los 2,6 del primer turno de las primarias de 2011 y muchos menos que los 4,2 millones de las votaciones del centro-derecha del pasado noviembre.
Hamon, que obtuvo cerca del 35 % de los apoyos, se ganó a los electores, especialmente a los jóvenes de los grandes centros urbanos, con un discurso aperturista y de calado social que le ha valido el respaldo de Montebourg, que puede ser crucial para la segunda vuelta.
Valls, el candidato más conocido por su experiencia como primer ministro entre 2014 y 2016, cayó al segundo lugar contra todo pronóstico.
Según el propio Montebourg –también del ala izquierda de los socialistas–, los electores han castigado a Valls por haber contribuido a la "deriva liberal" del mandato del presidente François Hollande, cuya medida más impopular fue la reforma laboral.
No pasaron del 7% los otros cuatro candidatos en liza: el exministro de Educación Vincent Peillon (7%), el ecologista François de Rugy (4%), la representante del Partido Radical de Izquierdas Sylvia Pinel (2%) y el líder del Frente Demócrata, Jean-Luc Bennahmias (1%).
Hamon, el salario mínimo y la marihuana
Antes de conocer los resultados, Hamon ya se daba por satisfecho por haber logrado situar su ideario en el centro del debate por medidas como la asignación de un salario universal de unos 750 euros para todos los franceses mayores de edad, muy criticada por Valls.
Otras de sus propuestas, como la legalización de la marihuana, el acortamiento de las penas de cárcel, la aplicación de un impuesto a los robots o la transición ecológica, han seducido a nuevos votantes.
En su discurso desde su sede de campaña parisina, repleta de jóvenes, Hamon, de 49 años, dijo a sus seguidores que habían mandado "un claro mensaje de renovación" y de "esperanza". "Lo que hay que hacer es cambiar el modelo de desarrollo. Poner en marcha la conversión ecológica como nuestra prioridad económica", abogó.
Valls: el realismo en un mundo complejo
Desde la Casa de América Latina en París, la misma en la que Hollande intervino tras ganar las primarias de 2011, Valls pasó rápidamente al ataque, después de conocer que Montebourg apoyará a su rival.
El político de origen español, de 54 años, se presentó como una figura de talla política capaz de ejercer la función presidencial con propuestas "realistas" y recordó el complejo mundo en el que se moverá Francia, con presidentes como el estadounidense, Donald Trump, y el ruso, Vladimir Putin.
"Estoy contento de enfrentarme a Benoît Hamon, porque una nueva campaña comienza a partir de esta noche. La opción es clara: entre la derrota segura y la victoria posible, entre las promesas irrealizables e imposibles de financiar, y la de las promesas creíbles", lanzó.
Gane quien gane en el segundo turno, los dos lo tendrán especialmente difícil en las elecciones de abril y mayo de 2017, según las encuestas. Ambos serían ampliamente adelantados en la primera vuelta, por este orden, por el candidato de la derecha, François Fillon, y por la ultraderechista Marine Le Pen.
Serían también superados por un notable margen por otros dos aspirantes de la esfera de izquierda: el socioliberal Emmanuel Macron y el radical Jean-Luc Mélenchon, ambos disidentes socialistas.