A pesar de haber suscrito la declaración improvisada de los Veintiocho para reprochar a los Estados Unidos haber quebrado la confianza en las relaciones, el primer ministro británico David Cameron se desmarcó en rueda de prensa del discurso de sus socios al lamentar que las informaciones publicadas estén ayudando a "los que quieren hacernos daño".
Preguntado por el asunto del espionaje y de los pinchazos al móvil de la canciller alemana que prácticamente monopolizó la cumbre europea, Cameron abogó por servicios de inteligencia y de seguridad "bien gobernados y dotados". El mandatario británico, poco amigo de dar una imagen de unidad con sus socios, se descolgó al término de la cita con una opinión que planteó en términos de dilema. "Tenemos dos opciones: o mantenemos unos servicios de inteligencia bien gobernados y dotados y con las mejores técnicas modernas para recoger información [de nuestros enemigos] para adelantarnos y pararlos, o no lo hacemos".
David Cameron lamentó que lo que, a fin de cuentas, el ex analista Edward Snowden, "y los medios que le hacen el juego", sea "enseñar a los que quieren hacernos daño el camino para evitar a los servicios de inteligencia". Ello, en última instancia, estaría, según el prémier británico, "haciendo un mundo más peligroso".
Por ello, sacó pecho de sus servicios de inteligencia –"no pienso pedir perdón por ella", espetó- y criticó a "aquellos que publican las técnicas que utilizan".